Os voy a contar un secreto.
Yo, cinéfila por
vocación y devoción, he visto muchas y muy variadas pelis románticas, con sus
correspondientes escenas del “por
siempre jamás”. Escenas que conspirando
con mi lado tiernito y ñoño, me hacían derramar lagrimitas de emoción edulcorado
que se me enredaban en el pelo, y me invitaban a soñar que en la vida real, también suceden cosas así (y más concretamente que me sucederían a
mi) que está muy bien eso de ser moderna,
pero me declaro culpable de haber soñado con mi propio momento de película, y de ponerle, incluso, hasta banda
sonora.
Pues de todas esas escenas increíbles y románticas que se
nos calan en el subconsciente, e incluso por encima del final de “Cuando Henrry encontró a Sally” :
(¿quién
podría resistirse a aquel “cuando te das cuenta que quieres pasar el resto de
tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida comience lo antes posible?)” Por encima también del “te garantizo” de ese
ya madurito Richard Gere y la siempre afortunada Julia Roberts, en “Novia a la fuga”:
https://youtu.be/mxCam_TdEEo
(lo mejor de la película ese momento, el resto regulero regulero), para mi, le ganaba con diferencia a todas esas grandes escenas, la sencilla e íntima declaración de Ed Harris a Julia Roberts, y fue la que se grabó en mi retina y en mi corazón como la más sincera, bonita y especial.
https://youtu.be/mxCam_TdEEo
(lo mejor de la película ese momento, el resto regulero regulero), para mi, le ganaba con diferencia a todas esas grandes escenas, la sencilla e íntima declaración de Ed Harris a Julia Roberts, y fue la que se grabó en mi retina y en mi corazón como la más sincera, bonita y especial.
“Para que dos
personas se amen realmente, realmente se comprometan, tiene que ser un acto de
voluntad, una decisión, y esas dos personas tienen que vivir esa decisión todos
los días, incluso cuando hay problemas, y te apetece rendirte. Hay que aferrarse a esa decisión, a esa elección de amarse, aunque ya solo penda de
un hilo”.
Es sin duda, y con
diferencia, mi escena de película favorita en lo que a pedidas de
matrimonio se refiere. Se trata de un fragmento de la película “Quédate a mi
Lado”. Peli de llorar donde las haya, y no el diario de Noa, qué drama por
favor, pero, qué mensaje de amor (no solo del romántico) más bonito, dentro de
lo cruda y fea que es tantas veces la realidad.
Tanto me gustó, que inspirada en esa escena, y añadiéndole los necesarios toques de humor, escribí en mi proyecto de libro, la que para mí era una pedida de matrimonio perfecta.
Tanto me gustó, que inspirada en esa escena, y añadiéndole los necesarios toques de humor, escribí en mi proyecto de libro, la que para mí era una pedida de matrimonio perfecta.
Y aunque por escrito quedaba, jamás le dije a nadie que ese
era para mi el escenario ideal y que yo
deseaba. Un momento único e íntimo que solo necesita de dos personas que se
quieren, sin más adornos que la ilusión de su compromiso.
Si nunca comenté, a pesar de que es, reconozcámoslo, una conversación que a veces surge entre cafés o gintonics, “¿cómo te gustaría que te pidieran matrimonio? fue quizás por un poco de vergüencita y otro poco de que al no tratarse de un momento que fuera a pertenecerme sólo a mí, debía de darse también lo que para la otra persona resultase especial, y aún más importante, todo aquello que esa persona hiciera pensando que era especial para mi. ¿Cómo eliminar algo así de la ecuación?
Si nunca comenté, a pesar de que es, reconozcámoslo, una conversación que a veces surge entre cafés o gintonics, “¿cómo te gustaría que te pidieran matrimonio? fue quizás por un poco de vergüencita y otro poco de que al no tratarse de un momento que fuera a pertenecerme sólo a mí, debía de darse también lo que para la otra persona resultase especial, y aún más importante, todo aquello que esa persona hiciera pensando que era especial para mi. ¿Cómo eliminar algo así de la ecuación?
Pero ahora ya puedo confesar lo inconfesable, y es aquí donde
llega, lo que vengo pensando estos estos días, creo que es algo realmente
especial. Las casualidades a veces son demasiado bonitas para no creer que
suceden por algo. Salvando las distancias de no ser Julia Robert, que él no príncipe tiene, a Dios gracias, mucho más pelo que Ed Harris,
y sin la participación estelar de la madeja de hilo, llegó la pregunta y la
respuesta de una forma que para mi será
siempre mejor que cualquier escena del cine.
Y digo que es algo especial, porque las cosas salieron así, a
pesar de que los planes eran que sucediera de otra forma. Un cena en la playa
con velas, a la luz de las estrellas y la luna, la intimidad de la noche y el
sonido del mar como telón de fondo. Precioso. Pues todo resultó del revés, para
que al final sucediera de la forma más parecida a como tantas veces lo había imaginado,
e incluso escrito. Para mí es una ¿casualidad? preciosa y especial.
Resultó, que llovió, el taxi nos dejó donde no era, andamos
por caminos oscuros y desconocidos de la cara menos turística de Vietnan, un
perro pulgoso y malhumorado salió a nuestro paso, ladrándonos con muy mal
genio que de cena en la playa nada de nada, y al que fingíamos no ver, ni
escuchar, cual tiranosaurio Rex por si así resultaba que no nos veía y no nos
atacaba, para que al llegar finalmente al lugar de la cena ya estuviera lloviendo tanto
como para reunir un macho y una hembra de toda la fauna animal y construir un
arca. Y aunque yo en ese momento no sabía que un anillo le temblaba en el
bolsillo, ni sabía tampoco que todos sus preparativos se estaban viendo frustrados,
( pobre mio) disfruté igual por saber
que había organizado una velada tan romántica, aunque no imaginara que debía
serlo aun más, y no hacía más que decirle que no pasaba nada, que íbamos a cenar
igual de bien dentro y que no se preocupara, que todo era precioso, aun
cambiando el sonido del mar por el de la lluvia torrencial.
A pesar de lo
precioso que hubiera resultado también así, con ese idílico escenario como telón de fondo,
lo cierto es que no nos hacía falta.
Puedo decir que han sido de los días más bonitos de mi vida,
que me he sentido de verdad como si el cuento de hadas existiese y ya no hubiera dragones, ni brujas
a los que temer ni contra los que luchar. Que aunque no cambia en realidad nada
el hecho de contestar SI a la pregunta
más importante que hasta hoy me han hecho, pues aun sin planes de boda yo ya me
sentía igual de comprometida que hoy, ha sido muy, pero que muy especial, y que
para mí sucedió, de la forma perfecta.
Y no siempre todo resultará así, y no siempre todo será
perfecto, ni lo ha sido en el pasado, por eso ahora, en este punto concreto del
camino, atesoro y me guardo, hasta el olor de coco del gel de baño con el que
acaba de lavarme las manos en mi memoria, como recordatorio constante de que a
veces la vida te muestra su cara más bonita, y que en esos momentos, solo tienes que pararte,
saborearlo, exprimirlo, disfrutarlo, sentir a tope, y ser feliz. Recordatorio también, de que aunque en una
relación no todo siempre resulte idílico, hay momentos que son la REPERA de
bonitos, y que son a los que debemos de aferrarnos con uñas y dientes cuando
lleguen las rachas malas, que llegarán, y serán los que nos recordarán cuánto somos capaces de
querernos, y lo bien que somos capaces de hacerlo, pues como vengo repitiendo
últimamente, quererse cuando todo va bien, es la parte fácil, es cuando estamos
mal, cuando no solo hay que quererse más,
sino también, saber quererse BIEN.
Si quiero. Quiero seguir
fabricando momentos a los que agarrarnos con uñas y dientes para cuando todo
penda de un hilo, quiero vivir esta nueva etapa de nuestra relación con toda la ilusión
y las ganas que se merecen. Intentando no estresarnos, y no convertirme en una
de esas novias que se agobian y se
vuelven un poco locas si las flores tal o pascual, para centrarnos en lo
realmente importante (que no es la barra libre, no) sino ese, "en lo bueno y en lo malo"… SI QUIERO.
¡ Qué empiecen los preparativos!