miércoles, 30 de marzo de 2016

Los sueños, sueños son.



Hola querid@s!
Ya os extrañaba!. Tenía preparado otra cosilla para publicar hoy, pero de ese tema ya hablaremos otro día, hoy y  una vez más, me apremia la necesidad de exorcizarme.  
Así que hoy la cosa va a ir de sueños, pero no de esos  que están por cumplir no, sueños de  verdad, de cuando se está dormidita. No le damos importancia en la mayoría de los casos, pues son solo eso…sueños, sin embargo creo que más allá de buscarles significado tipo “soñar que se te caen los dientes” me pregunto si no es una forma más de comunicación con nosotros mismos. Pensamientos bloqueados,inseguridades,preocupaciones, anhelos…porque lo cierto es que hay sueños que al despertar no te abandonan y te dejan ciertos pensamientos en suspenso. Pensemos en las películas de guerra por ejemplo, y en la típica escena en la que el soldado aun estando ya en el calor de su hogar vive torturado por las pesadillas que no le dejan abandonar las trincheras y le obligan noche tras noche a revivir  sucesos traumáticos, o los casos de gente que ha vivido un trauma del que de forma consciente no pueden apenas recodar nada, y puede incluso que pasara en su niñez y lo “han olvidado” pero es en sueños donde reviven detalles y momentos que les recuerdan que hay algo que no ha marchado bien. A veces nos decimos muchas cosas a nosotros mismos en sueños, muchas que no somos capaces de decirnos cuando estamos despiertos.
Y todo esto viene porque he tenido una pesadilla muy real. Me he despertado a las cuatro de la mañana, asustada enfadada y rayada de que viejos demonios se presenten en mis sueños sin previo aviso. ¿Os ha pasado alguna vez que os despertáis del sueño estando seguros de que lo que soñabas era más real que la realidad del despertar? Y tan real es lo que he sentido, porque no he soñado con algo confuso o extraño, he soñado un recuerdo, pero con otras caras y otro escenario, pero he revivido un sentimiento, uno que duele, y lo he vuelto a vivir con la misma intensidad que cuando lo viví, y al despertarme he recordado detalles de cosas que me han pasado y que me esfuerzo por olvidar, pero que sin embargo, no dejan de dolerme.
Los sueños son una cosa que me parecen muy curiosos, pueden ser un sinsentido, pueden ser guarrillos, pueden ser bonitos o pueden ser dignos de películas de terror. Todo eso vagando por nuestro subconsciente en una mezcla de recuerdos y pensamientos que toman forma mientras relajamos el resto de nuestros sentidos. Yo suelo recordar bastante bien los sueños, además he tenido épocas de mi vida de sueños recurrentes y bastantes significativos, hace años siempre me despertaba agitada porque no había noche que no me persiguiera un tsunami del que me era imposible huir. Y aunque sé que no deben tener más o menos importancia pues no son más que sueños, es inevitable no darse cuenta que es una forma de sacar a la luz preocupaciones que  quizás  dejamos enterradas y que sólo podemos controlar cuando estamos conscientes, pero que por más que queramos acallar nos hablan y nos atormentan cuando no podemos hacer nada por dominarlos.
Hace dos noches sin embargo, soñé algo precioso pero que también me sorprendió. Soñé con mi abuela, la madre de mi padre, que murió con alzhéimer hace 6 años. Ella, mi abuelo y la madre de mi madre siempre vivieron en nuestra casa. Y de ella, que se llamaba Concha, todos los recuerdos que tengo son bonitos. Era una mujer fuerte, en la que me veo muchas veces reflejada, pues se le iba toda la fuerza por la boca en un alarde de carácter que no era más que plena fachada. Ella y mi abuelo eran los  “típicos” abuelos que todos los niños deberían tener, y yo estaba realmente unida a ellos. Primero  falleció mi abuelo y seguidamente, y aunque vivió muchísimos años más, enfermó mi abuela, y se sucedieron en mi casa una serie de acontecimientos que recuerdo hoy de forma muy amarga y como el primer  momento de mi vida en el que me enfrenté a lo traumático de la vida, y sé que fue ahí cuando  dejé de sentirme niña, y empecé a ver las cosas complicadas del mundo de los adultos. Sin entrar en detalles escabrosos solo os diré que mi tía tras una gran discusión con su hermano, mi padre, se llevó a mi abuela de nuestro lado a  vivir con ella a Granada. Allí trascurrieron sus últimos años, lejos de nosotros y de la que había sido su casa, y  nosotros vivimos desde lejos y muy tristes, el declive y avance de su enfermad. Mi padre se enfrentó al dolor de que su propia madre no le reconociera y le hablase como a un extraño. Sé que es algo que le marcó muchísimo y siempre quiso evitarnos pasásemos por verla en ese estado. Así que nunca llegué a ver a mi abuela perdida en recuerdos sin forma de su propia vida y  sin reconocer a sus seres queridos. Por eso la otra noche cuando soñé con ella, fue algo lindo pero  muy extraño, no recuerdo haberla visto en mis sueños nunca. Además la veía ya enferma, cosa que nunca ocurrió en la realidad, y ella me miraba mientras yo me preguntaba si me reconocería, y entonces  sonrió, me llamo por mi nombre, me pidió que me acercara a la silla donde estaba recostada, con el pelo completamente blanco, como nunca se lo llegué a ver tampoco, y me abrazó, me abrazó sobre su pecho como hacía cuando era niña y me mecía mientras yo lloraba. Fue un sueño bonito, y extraño ciertamente por presentarse así, sin motivo aparente…
Lo curioso de muchos sueños es querer buscarles una explicación. Y al de esta noche, tan distinto al de la anterior, no me hace falta buscársela, sé perfectamente porque lo soñé, y  por eso hoy necesito escribir para decirle a esa parte de mi subconsciente que amenaza tormenta, y para que se entere bien, que no voy a dejar que el miedo me pueda, que podré soñar y revivir temores todas las noches, pero que al despertar voy a tomar la decisión, todas las veces que haga falta, de no recrearme en lo malo, y confiar en la parte buena de la vida y de las personas. Aun a riesgo de que me fallen, pues el que alguien te pueda hacer daño, te decepcione o engañe y  te pueda hacer sufrir, no depende de nosotros, así que no me da la real gana de que sea lo que condicione como soy yo, y me obligue a sumergirme en una realidad en la que el denominador común sea  la inseguridad y el tormento que supone no ser capaz de confiar. No. Lo que puedan hacer los demás no debe condicionarme a mí. No se trata de olvidar por supuesto, hay cosas que por más que quieras sabes que siempre te van acompañar y formaran parte de ti, pero no, no  va a poder más el pasado que el presente. No.
Así que, escribiéndolo y dejándomelo bien claro, para que  mi subconsciente se entere: Al despertar le voy a dar una patada en el culo a todas esas inseguridades, y me voy a dedicar a ser feliz, y  a centrarme en mirar el lado bueno... dispuesta a que venga lo que tenga que venir!

sábado, 19 de marzo de 2016

Lo que para mi es...



El Domingo de Ramos siempre estrenaba sandalias de primavera aunque cayera el chaparrón del año. En mi casa, cuando llegaba ese día y desde que me alcanza la memoria, nos poníamos nuestras mejores galas, siempre estrenando algún conjuntito, ¡y a la calle!, desde niñas.  Todos juntos.  Me he criado en una casa religiosa, colegio de monjas,domingos en familia a misa, y rezar todos juntos el rosario algún sábado por la mañana tras desayunar. Y aunque  feliz con esa educación que he recibido, sobre todo por los valores que nos trasmitieron siempre, a día de hoy aunque me considero una persona creyente, no puedo negar, que llegada la madurez me alejé de esa forma practicante y tradicional de vivirla. Te revelas, pasan cosas en tu vida que no entiendes y te haces preguntas, “crisis de fe” y en fin, que acabas viendo las cosas de otra manera y te planteas todo aquello que siempre diste por sentado. Sigo creyendo pero desde luego no en lo mismo, y ya no le encuentro  sentido a vivir esa fe de la forma que lo había hecho siempre. Pero no era por eso por lo que os contaba esto, no, que me voy por las ramas…os lo cuento para tratar de explicaros que para mí hay ciertas situaciones y momentos, que están tan unidos a mi familia y a mi forma de entender la vida, que hace que sean especialmente importantes para mí.  Ejemplo la Semana Santa.
En Sevilla la S.S es algo que...bueno, te puede gustar más o menos, creer o no, pero que durante  esa semana en Sevilla no importa otra cosa que nos sea la salida e itinerarios de los pasos  es la pura  realidad de la ciudad. Y a mí, aunque no soy para nada “capillitas”, sí que me encanta, y no por ser creyente, creo que apreciar la belleza de la imaginería y toda  la "puesta en escena" no tiene que ver necesariamente con serlo. Y aunque yo lo soy, no es por eso por lo que me gusta disfrutarla. Que no se ofenda nadie, pero si hay un Dios tal y como el que describen los católicos, yo creo que las procesiones se la deben traer al pairo.
 La Semana Santa para mí, son mis padres y disfrutar haciendo algo en familia, son el primer helado del ”Rayas“ del año( el de yogur), es ser niña y pedir caramelos la primera de la fila preguntándome por qué a otros niños le da corte  sacar la manita, cuando yo incluso perseguí a un nazareno casi un tramo entero porque no me lo daba, es oler incienso y disfrutar de la gente, de los olores, de los colores, de la intimidad y la emoción de muchos al verlos pasar, es ir andando de la mano de tu padre y años después de tu primer novio entre la bulla de la gente para no perderte, es inventarte las procesiones que has visto una madrugá, porque han sido la excusa perfecta para pasar la noche donde no te dejan. Pecadora. Es bares hasta los topes y dolor de pies, es comerte un montadito de pringá como si se acabara el mundo, es esperar en una bulla poniendo la oreja a la conversación  de al lado, es un rato en familia, es sentirte sevillana y orgullosa de tus tradiciones, es ponerme la primera mantilla el Jueves Santo, entre avergonzada e ilusionada, y luego querer ponérmela todos los años sin falta, porque SI  vale, es un coñazo, pero significan cosas que sabes que te  importan precisamente porque no las haces por ti. Es también ese momento de comunión con una misma esperando ver salir o pasar una procesión, es ese diálogo interior cuando  estás mirándolo, que de niña   se parece casi  a pedirle algo a  lo Reyes Magos y no entiendes mucho más, y de adulta se convierte en un momento capaz de ponerle nombre a tantas preocupaciones, y a tantas cosas que agradecer. Y te desahoga ese silencio compartido con cientos de personas más que están a tu alrededor. Es ver a mi sobrino de nazareno y chillarle ¡guapa! a la Virgen y tirarle besos cuando aún no sabía ni andar. Es ver la cara de sus padres, y de los míos al verlo disfrutar. Son fotografías, son risas, es la tradición con la que creces cuando no sabes que en el resto del mundo nada es igual y no te planteas que la Semana Santa no se viva así en todas las ciudades. El Domingo de Ramos, La Borriquita, El cristo de Las Penas, La Bofetá, El Silencio, Jueves Santo y fría madrugá. Verlas todas, o ver sólo tres ¡pero qué bien las has visto!
Por todo eso y muchos más, se me hace raro hoy amanecer en esta tranquilidad, sin ruido de tambores, ni jaleo de una casa que organiza la estampida para salir arregladita dispuesta a disfrutar del día. Se me hace raro pensar que mientras aquí es un domingo más, y  el único silencio que voy a tener durante todo el día es el mío propio, en la ciudad que me ha visto crecer esta todo dispuesto para el bullicio, la emoción, las marchas y tantos  momentos. Y una pizca de rabia  sí que siento lo reconozco, porque todas esas tradiciones se darán igualmente a pesar de que yo no esté allí también para disfrutarlas con ellos. Aun así,  no me lo tengáis muy en cuenta….quiero que la disfrutéis a tope, que el tiempo acompañe y que de alguna forma si me tenéis presente, pueda vivirla un poquito yo también desde tan lejos.  

jueves, 17 de marzo de 2016

La tonta del bote



Ayer fue el cumpleaños del noprincipe y por la noche fuimos a celebrarlo a un italiano con nuestros compañeros de piso. Nosotros solitos lo celebramos por la mañana en versión desayuno preparado con mucho amor, exceso de azúcar, y estreno de video de felicitaciones de todos aquellos que no estarían con él. Después de mes y medio preparándolo y volviéndome la tía más pesada del planeta insistiendo para que me los enviaran, ya tenía ganas de que lo viera. Y aunque él ya sabía que la sorpresa del video estaba siendo gestada;( es muy difícil no dejar rastros, aun si querer en esta convivencia tan estrechA), hizo muy bien su papel de que no sabía  nada, y en ese maremágnum de expresividad y alardeo de efusividad que él es (modo irónico on) creo que le hizo ilusión.

Al resturante de por la noche yo llegué la primera, ellos llegarían juntos desde el campus. Cuando llegué le dije a la camarera con mi mejor inglés (había practicado la frase y todo por el caminito para pronunciar bien y que mi profesor estuviera bien orgulloso de mi) que teníamos una reserva. Entonces ella me miró con cara de marciana lo mismo que si le hubiese preguntado si me podía sacar las tetas allí en medio. Dudé por un momento no estar en el restaurante que me había dicho, pero no, la reserva no existía simplemente, y como aquí son así de cuadriculados, la señora tiene a bien seguir desconfiando de que yo tenga una reserva y no me sienta en ninguna de las 20 mesas que tenían vacías. Al final me sentó, pero vaya ratito me hizo pasar la moza con el tercer grado, preguntándome que si cuando hizo la reserva, que si yo que sé que más.¡ Me quieres dejar vivir y sentarme ya leñe que está el restaurante vacío!. De verdad, que mentes más cuadradas, y que poca iniciativa. Y lo que más me moló fue su cara..Alucinada estaba toda ella.

Aunque llegaron tarde, y ya creía que estaba en otro sitio y la camarera iba a tener razón, finalmente aparecieron y cenamos, y durante al cena me acerqué un poquito más a conseguir hacer con éxito un viaje astral. Salgo de mi cuerpo y abandono este sopor.

Y no penséis que es porque no me entero de nada al ser en inglés la charla no, el problema es que ya SI me entero de todo y soy mucho más consciente de que estoy de pegote. Hablan del master, de las clases, de los profesores que tienen, de las empresas, y yo fantaseo mientras con estar en otro lugar que no sea ese. ¿Acaso no es eso un viaje astral? Ni ellos hicieron porque yo participara, ni yo encontré la ocasión de poder soltar alguna frasecilla por sencilla que fuera. No me dieron cuña. ¿De qué voy a opinar?¿ De lo bueno que es tal profesor o de lo mucho que me ha gustado tal asignatura?. Entiéndase aquí la queja de que, una cosa es que yo me pueda comunicar menos y esté más limitada mi participación, y otra, que parezca que no estoy allí por la actitud de los demás y no por la mía…
¿ me seguís?.


Menos mal que la celebración de su cumpleaños para mí no se reducía a aquel momento, porque en la celebración nocturna si yo no hubiera estado allí, nadie lo habría notado y quizás lo hubieran hasta agradecido. ¿ Mola la sensación verdad?. La parte que si me gusta de esas conversaciones, siempre hay algo bueno si se mira bien, es que me pone tonta, tonta, tonta escuchar al noprincipe hablar en inglés. Las bragitas me hacen cosquillitas cuando lo escucho todo propio en su discurso y gesticulando con las manos, y me hace gracia porque en español no las mueve, y en inglés parece el presentador del tiempo. Me enamora un poquito el alma.... y más al sur.


Después de preparar una tarta con toda mi ilusión, y que no fue tarea fácil oiga, me sentí también una tonta por haberla hecho. Cantamos cumpleaños feliz casi porque yo obligué a ello y no sacamos la tartita con las velitas encendidas ni nada mientras el cumpleañero espera sentado con ilusión, no, las encendí con prisas, sabiéndome observada como si estuviera decidiendo si tengo que cortar el cable rojo o el azul, y escuchando las pegas del no príncipe. Y una voz en mi interior me dijo ¿pero Beatriz por qué te empeñas en ponerle ilusión a cosas que los demás no valoran?.
Después de otro viaje astral este ya sí por decisión propia…  ya que me había cansado de esforzarme más en ignorar mi dolor de regla  para que no pudiera conmigo, y de intentar sentirme cómoda en una conversación en la que todos te ignoran, y  en vista del éxito que estaba teniendo... desconecté. OFF. Hablar lo que queráis que yo no voy a miraros y sonreíros. Total si da igual.

Cuando los compis se van y nos quedamos a solas copita en mano, y en medio de una conversación que para mí, que no quiero sacar mucho el tema por no agobiar, era importante, pues hablábamos del futuro, del nuestro, me doy de hostias, (again), porque no me está escuchando hablarle y hacerle una pregunta. Le había interesado más en ese momento leer un mail, tal y como él  me aclaró luego por si me quedaban  dudas de que me habia ignorado. Que alegría que alboroto. Y la tonta yo por enfadarme porque me ignoren y no repetir la pregunta cuando a él le viene bien brindarme el placer de su atención.


Os juro que hay veces que me siento una tonta del culo. Pero tonta de remate y con carteles luminosos. HE AQUÍ BEATRIZ LA IMBÉCIL. Y es en momentos así, cuando se me quitan las ganas de esforzarme por procurar hacer feliz a nadie que no sea yo misma, de preparar sorpresas y tener detalles. En ese momento, que serían segundos, 30-40 segundos a los más en el que yo estaba mirándolo y tomando conciencia de que ni me había escuchado hablarle y que mi pregunta flotaba en el aire sin respuesta, mientras seguía allí mirando,quieta como si estuvuese congelada tomando consciencia de como me ignoraba y esperando a que se diera cuenta…os juro que me sentí tan insignificante y ridícula!. Repite la pregunta reina a ver si esta vez tienes suerte y le interesa escucharte, no te vayas a enfadar ¿por qué? ¿¿Por qué no te escuchen?? ¿Por qué no se disculpen si quiera por dejarte con la palabra en la boca? ¿Por qué de por hecho, y por bueno, que puede ignorarte y que después tú debes retomar el discurso como si nada? ¿Por qué él puede darle al pause a tus conversaciones sin previo aviso y de nuevo al play cuando le venga bien? ¿Por qué ni un mínimo de educación pareces merecer?¿Por qué no es la priemera vez que le dices que está más pendiente delmovildeloscojones que de escucharte? ¿Por qué si dices que te ha sentado como un tiro, se ponga además flamenco? Encima. Y la tarta de los cojones enfrente recordándome mi estupidez.


Así que hoy es de esos días que de no estar aquí se iba a enterar Rita la cantaora de quien soy yo. Pero aquí estoy, y encima tócate el pie… ¡con pena por haberme acostado enfadada el día de su cumple después de tanta ilusión que yo le había puesto para que fuera un día bonito para él!. Pero pena de qué leñe? ¿Acaso no he hecho yo las cosas bien? Si no le da pena él, ¿por qué narices, que alguien me lo explique, me da pena a mi? .¿Veis? Pues así con todo.

Pocas sensaciones me calan más por dentro que la decepción. Te dejan ese sabor pegajoso en el cuerpo demasiado tiempo, y no parece se vaya con nada.

Y no puedo evitar preguntarme ¿merece la pena esforzarse tanto por alguien? Y ¿sabéis de quién me acuerdo cuando estas preguntas ponen en tela de juicio si la persona que tengo al lado valora en realidad mi presencia y mi persona? Habéis acertado.

¿Será cierto que las personas dejan de valorar lo bueno que tienen si lo dan por seguro? ¿Será que hay que darse menos para que te den más? Pero, ¿y cuando quieres darlo todo?, porque te nace, porque te hace feliz, porque no concibes otra forma de querer que no sea esa, ¿debemos de dejar de ser como somos para protegernos de momentos en los que, como ayer te hacen sentir ignorada y prescindible??. Porque no te engañes querida, la realidad es, que ni hablar de vuestro futuro juntos, ni encontrar la ocasión de preguntarle tus miedos, ya que muchas veces no sabes cómo sacarlos fuera, ni disfrutar de tomarse una copa contigo,  resultaba lo demasiado interesante como para que el móvil no desviara su atención.

¿Estoy engañándome a mi misma queriendo ver solo todas las cosas buenas de él y de nosotros, acaso se debe de ignorar ese tipo de compartimientos y la actitud que los sigue después? . La actitud que tenemos después de meter la pata es siempre hasta más significativa que la “metedura de pata” en sí misma.Y enb eso él se cubre de gloria mejos que nadie.
Para que una relación funcione...¿se trata de que nos mintamos a nosotros mismos y negemos todo aquello que nos hace daño, o nos molesta, y lo aceptemos sin querer darle importancia, para que así no haya problemas? …. Pero si acepto que no pasa nada si me ignora a su antojo y criterio en medio de una conversación, y le repito las cosas como si no me hubiera ignorado en un primer momento ¿no sería eso dejar de darme la importancia que sí sé que me merezco a mí misma? ¿Con que derecho podría reclamar luego algo que ni yo me doy? ¿Por qué tengo que medir las cosas que me  duelen en función de que él me de o no el visto bueno a que ese equivoación si  me puede hacer sentir mal?.


No me quiero acostumbrar y dejar pasar algo  que, oye, quita mi subjetividad, quita que me jodió porque lo que le preguntaba para mí era importante, quita todo eso coña, ¡es que estamos hablando objetivamente de una falta de educación y de respeto hacia tu interlocutor!. Pues ni a disculpas vacías tipo “lo siento, no me he dado cuenta, pero oye que fallo, qué me decías cariñobonitapreciosamia” puede una aspirar. No, chulería como postre. Y encima siéntete mal tu contigo misma por el broche final del día, como si fueses tú la que la ha cagado porque te haya molesatdoY además cuenta con que te vas a costar triste y que el día pasará sabiendote ignorada, porque ¿a quién le importa que yo me sienta mal?Por aquí desde luego a andie, la lección de que las cosas se me deben pasar solas, sin  un mimo ni disculpas ni que te reconforten si te ven que algo no te ha gustado, me queda cada vez más clara. Traga, digiere, enquista y que se te pase solo.A nadie aqui le importa, no es ara tanto que te sientas mal por que te ignoren durante y después.
De verdad es que no sabéis que imbécil y que tonta y que ridícula y que triste me siento hoy.