lunes, 25 de julio de 2016

Si necesitas reggaeton Dale

Por mucho que este cuerpecito mío se empeñe en querer hacerme ver que no es en valde el paso de los años y me someta a resacas imposibles que duran más días de la cuenta y que requieren  mas cafés de los acostumbrados...solo puedo decir...¡qué bien sientan los viajes con amigas!. Con resacas infernales incluidas debería ser obligatorio por prescripción medica contar al año con varios ( o muchos) momentos así. Momentos despreocupados, divertidos, ajenos a rutinas y obligaciones, escapadas de fin de semana en el sentido más literal de la expresión.
Este año hemos vuelto a contar con la colaboración de Portimao como telón de fondo para nuestras risas de "treinteañeras/adolescentes" y aunque en esta ocasión éramos aun menos de los que ya conseguimos reunirnos el año pasado ha sido genial aun extrañando muchísimo al resto.La verdad es que lo hemos pasado pirata. Este año por esas casualidades de la vida que no tienen nada de casual, hemos contado con una "nueva" incorporación para nuestros viajes veraniegos, aunque nueva solo en eso de fugarse con nosotros, porque en mi vida tiene ya más de quince años de antigüedad. Una persona diez a la que adoro y con la que hablo sin tapujos y siempre desde el Corazón. Alguien fuerte y valiente como la que más, aunque a veces se le olvide que lo es. Alguien con quien en ciertas ocasiones es mas fácil hablar de algunas cosas por ser capaz de ver la cosas sin las interferencias del día a día.Ella, cabezona, generosa y divertida es una de esas excepcionales amistades que no necesitan cantidad sino solo calidad para sobrevivir al paso de los años y a las distancias que han ido marcando nuestros caminos elegidos. Ella es la única a la que me gusta oirle llamarme "Bee" y "rubia" y me suena a bonito, a juventud, a tardes de latín y griego estudiando juntas cuando aun creíamos a pies juntillas, y sin dudarlo ni un instante, que el mundo estaba puesto ahí para nosotras, a nuestros pies, esperando que nos lo comiéramos y no dejáramos ni las migajas.

Tras días como los de este fin de semana tomo conciencia de lo mucho, muchísimo que las extraño, que las necesito, de la falta que me hacen. Las confidencias, las risas en las que te duele la boca y no puedes parar, las miradas cómplices que hablan por si solas, las preocupaciones y hasta la mezcla imprudente de chupitos  sabe mejor rodeada de amigas. Y es que hay cosas que solo una amiga y/o hermana puede entender. Tomo conciencia de que cada cierto tiempo me va tocar reaprender a echarlas de menos sin pasarlo mal en el proceso, reaprender cada ciertos meses a no necesitar semanalmente su cercanía y todo lo que aportan y que esa es una tarea con la que tengo que familiarizarme sin que me suponga tanta penita. Tengo que pensar que aunque no pueda estar en todos los momentos que me gustaría, cada vez que pueda, cada vez que logremos estar todos juntos,sean las veces que sean, los voy a disfrutar a tope y de nuevo parecerá  que el tiempo no ha pasado y que no me he marchado y lo saborearé intensamente como si de verdad el fin del mundo tuviese que pillarme bailando.

Risas con el sabor salado del mar, cachetes colorados, la señal del bikini, brindis, abrazos y besos, muchos ¡ pero qué guapa estás! consejos, ánimos, subidas de ego y de moral, momentos y más momentos de los que suman me dedicaré a coleccionar aunque cada vez sea más difícil y nuestras nuevas obligaciones manden. Quiero y me volveré muy muy pesada para conseguirlo que aun llegado el dia en que nos hayanos convertido en unas abuelas picaronas  aun seamos capaces de reservar os unos días al año para buscar en la mirada vidriosa y arrugada de las otras el amor, la compresión, el cobijo, la diversión, las ganas y la fuerza que siempre nos damos.

Pues eso queridos míos, que ha sido un fin de semana muy divertido del que aunque no os he contado muchas batallas ya os he dicho lo más importante, y que resumiré con la que es mi anécdota preferida de estos tres días. Os aseguro que creo que no me va a dar la vida para reírme con más ganas que cuando mi amiga Cristina, pulcra y escrupulosa como la que más, tras el desayuno de nuestro último día allí en un barucho cualquiera de Portimao descubrió un condón usado ( verde y con su nudito y todo) en su bolsa de la playa colocadito encima de su toalla. Del cielo que había caído dentro de una servilleta mientras nos tomábamos nuestro necesitado café. Se entiende que había caido desde algún balcón del bloque de pisos donde se encontraba la terraza de la cafetería. Para su horror y espanto antes de descubrir el condón ella había cogido la servilleta, que presuntamente solo era voladora y la dejó sobre nuestra mesa para sacarla de su bolso, no fue hasta bastante tiempo después, llegando ya al club No solo agua sintiéndonos divinas, que descubrió que había estado llevando en su bolso junto a sus cositas y sus ideales neceseres  playeros aquel profiláctico colorido y usado en el interior de su bolso.
Reírse más ante su expresión y su reacción puede que sea posible, pero difícil, también.

martes, 19 de julio de 2016

Diario de la novia I

 
En mi caso sí fui de esas niñas que imaginan el día de su boda, de las que sueñan y fantasean con su vestido de novia y con tener ese aura de felicidad imposible de disimular tras una sonrisa radiante. 
Luego creces, y sí, te encanta ver los vestidos de novia, emocionarte en las bodas de los demás y apreciar cada detalle de esos enlaces de los que eres telespectadora, pero la idea, o mas bien la necesidad de casarte pasa a un segundo plano, a uno menos necesario, aunque sí, en mi caso, deseado. 
Descubrí con los años que ya no necesitaba casarme para que sucedieran todas esas cosas que imaginaba solo traía consigo el matrimonio, para sentir esa unión, ese vínculo especial con alguien, para estar en lo bueno y en lo malo eligiendo día a día, todos los días, a esa persona. Casarme pasó a ser entonces cien por cien una celebración, una fiesta donde compartir con los demás las cosas buenas que nos pasan y que tenemos. Pero una celebración donde estás increíblemente guapa y feliz. Y en esa celebración, en ese día es en lo que empiezas a pensar todo el tiempo, imaginando mil detalles para que todo sea perfecto. Porque sí, quieres que todo sea perfecto y que ese día sea de los más bonitos de vuestra vida. Y empiezas entonces a mutar, poco a poco, en alguien que solo ve en instagram cosas de boda, en alguien que compra demasiadas revistas de boda, en alguien que sabe diferenciar entre 10 tipos de flores distintas, alguien que entiende de tejidos, de tipos de música, de iluminación, de fotos, alguien capaz de gestionar una agenda llena de citas, llamadas y mails con precisión militar, alguien tan enganchado a las opciones de decoración que hasta imaginas tu propio programa en Divinity. Y toda esa explosión de emociones y sensaciones llega a su punto más álgido  cuando te ves vestida de novia por primera vez. Yo no sé vosotros pero yo sí fantaseaba con la idea de envolverme en blanco pensando para mis adentros "qué guapa va la novia... Y la novia...soy yo"!!
La primera vez que cuelas los bracitos entre esas delicadas telas y aprecias los detalles del vestido, lo acaricias suavemente sobre tu cuerpo y ves tu reflejo en el Espejo, ese momento...que queréis que os diga, en ese momento descubres que ya has mutado del todo y sin retorno al "modo novia on" y da igual que al verte pienses "tengo que adelgazar 200 kilos, tengo que ponerme más morena, dejarme el Pelo más largo y dar con un maquillaje perfecto" porque te sientes, ya no se trata de verte ( que también), pero te sientes...preciosa.
Verme de novia ha sido algo muy, muy especial. Y eso que no era mi vestido ninguno de los que me he probado! Que fuimos en plan la tribu de los Brady todos los integrantes del clan a probarnos vestidos de novia cual  reality  show solo por el placer de vivir esa experiencia, porque aquí la que escribe tiene dibujado el vestido de sus sueños desde hace años y sabe perfectamente lo que quiere. 
Me he probado de todos los estilos de vestidos, pero solo con uno he contenido el aire y apretado los ojitos para no demostrar lo blandita que me siento. 
La verdad es que últimamente  estoy muy llorona y me emociono con demasiada facilidad la verdad...aunque disimulo bastante bien bajo pequeñas dosis de humor y bromitas

La verdad,  una boda no es fácil, a veces, lidiar con las bien intencionadas opiniones de tus seres queridos sobre la boda te hace pensar en la novia de Chucky, estás  nerviosa y crees que  hay demasiadas cosas por hacer y te sientes algo perdida, pero en ese maremagnum de pensamientos y sentimientos a flor de piel hay momentos muy muy bonitos. La leche de bonitos y que sabes que no olvidarás. La mirada de él cuando te lo preguntó. La complicidad en cada decisión "¿habéis discutido mucho con los preparativos? NA-DA ( toquemos madera). La mirada de tus padres y hermanas cuando te ven salir con tu primera prueba de vestido...Y así, todos los que vendrán, a seguir sumando momentos, nervios e ilusión.

lunes, 4 de julio de 2016

Y con estos ya son diez países en un año!!

He estado rodeada de elefantes, les he dado de comer, e incluso hemos dado un paseo sobre una elefanta llamada Monica. Hemos visto templos con historias milenarias y un diente de Buda. Hemos visto salir el sol desde el mayor yacimiento de templos budistas. Hemos conocido ciudades flotantes sobre una barquita que parecía diminuta en la inmensidad de un lago. Hemos subido a una roca vertiginosa para desde las alturas conocer los restos arqueológicos de castillos que guardan batallas por el poder de un reino. Hemos comido mucho arroz con curry y más cositas ricas. Hemos bebido té de Ceylan en Ceylan después de perdernos entre el verde infinito de sus plantaciones, también sobre las alturas. Hemos conocido paisajes pertenecientes a otros lugares escondidos entre los rincones de Srilanka. Hemos hecho uno de los viajes más maravillosos del mundo en tren. Con el viento en la cara y la sonrisa perpetua. Hemos hecho trayectos muy largos y a veces pesados, otros peligrosos, para llegar a cada destino. Hemos llegado a una playa desierta para nosotros ( y algunas vacas hippies) donde pondremos el despertador para ver otro amanecer juntos. Otro momento más del que haré una foto mental y que guardaré como oro en paño para desempolvar cuando haga falta. Para esas veces que se nos olvida que podemos ser incluso "demasiado"felices.
Y en mitad de tantos momentos únicos recordábamos que hace ya cinco años de aquella primera copa que no sospechábamos cambiaría nuestras vidas. Justo cinco años después de aquel día poníamos fecha al que será otra etapa más de nuestra historia juntos.  7 de octubre que bonito me suenas ya.
Y cuando pensaba que no podía ser mejor y solo quería parar el tiempo escuchando el sonido del mar, me recuerdan que aún hay mas, que de parar el tiempo nada, que  mañana ponemos rumbo a París... Con su torre  Eiffel, su Mona Lisa, Disneyland y todas las miradas chispeantes de alegría y el gritito ahogado de entusiasmo ante la ciudad del amor. La ciudad que también será la del broche final, la de la graduación. La graduación con sus aplausos orgullosos y los besos llenos, cargaditos, de cosas bonitas...
Y después de París... ¡ aiiins amigos, después de París viene todo lo que está por llegar!
No hagan zapping! ;)