jueves, 17 de marzo de 2016

La tonta del bote



Ayer fue el cumpleaños del noprincipe y por la noche fuimos a celebrarlo a un italiano con nuestros compañeros de piso. Nosotros solitos lo celebramos por la mañana en versión desayuno preparado con mucho amor, exceso de azúcar, y estreno de video de felicitaciones de todos aquellos que no estarían con él. Después de mes y medio preparándolo y volviéndome la tía más pesada del planeta insistiendo para que me los enviaran, ya tenía ganas de que lo viera. Y aunque él ya sabía que la sorpresa del video estaba siendo gestada;( es muy difícil no dejar rastros, aun si querer en esta convivencia tan estrechA), hizo muy bien su papel de que no sabía  nada, y en ese maremágnum de expresividad y alardeo de efusividad que él es (modo irónico on) creo que le hizo ilusión.

Al resturante de por la noche yo llegué la primera, ellos llegarían juntos desde el campus. Cuando llegué le dije a la camarera con mi mejor inglés (había practicado la frase y todo por el caminito para pronunciar bien y que mi profesor estuviera bien orgulloso de mi) que teníamos una reserva. Entonces ella me miró con cara de marciana lo mismo que si le hubiese preguntado si me podía sacar las tetas allí en medio. Dudé por un momento no estar en el restaurante que me había dicho, pero no, la reserva no existía simplemente, y como aquí son así de cuadriculados, la señora tiene a bien seguir desconfiando de que yo tenga una reserva y no me sienta en ninguna de las 20 mesas que tenían vacías. Al final me sentó, pero vaya ratito me hizo pasar la moza con el tercer grado, preguntándome que si cuando hizo la reserva, que si yo que sé que más.¡ Me quieres dejar vivir y sentarme ya leñe que está el restaurante vacío!. De verdad, que mentes más cuadradas, y que poca iniciativa. Y lo que más me moló fue su cara..Alucinada estaba toda ella.

Aunque llegaron tarde, y ya creía que estaba en otro sitio y la camarera iba a tener razón, finalmente aparecieron y cenamos, y durante al cena me acerqué un poquito más a conseguir hacer con éxito un viaje astral. Salgo de mi cuerpo y abandono este sopor.

Y no penséis que es porque no me entero de nada al ser en inglés la charla no, el problema es que ya SI me entero de todo y soy mucho más consciente de que estoy de pegote. Hablan del master, de las clases, de los profesores que tienen, de las empresas, y yo fantaseo mientras con estar en otro lugar que no sea ese. ¿Acaso no es eso un viaje astral? Ni ellos hicieron porque yo participara, ni yo encontré la ocasión de poder soltar alguna frasecilla por sencilla que fuera. No me dieron cuña. ¿De qué voy a opinar?¿ De lo bueno que es tal profesor o de lo mucho que me ha gustado tal asignatura?. Entiéndase aquí la queja de que, una cosa es que yo me pueda comunicar menos y esté más limitada mi participación, y otra, que parezca que no estoy allí por la actitud de los demás y no por la mía…
¿ me seguís?.


Menos mal que la celebración de su cumpleaños para mí no se reducía a aquel momento, porque en la celebración nocturna si yo no hubiera estado allí, nadie lo habría notado y quizás lo hubieran hasta agradecido. ¿ Mola la sensación verdad?. La parte que si me gusta de esas conversaciones, siempre hay algo bueno si se mira bien, es que me pone tonta, tonta, tonta escuchar al noprincipe hablar en inglés. Las bragitas me hacen cosquillitas cuando lo escucho todo propio en su discurso y gesticulando con las manos, y me hace gracia porque en español no las mueve, y en inglés parece el presentador del tiempo. Me enamora un poquito el alma.... y más al sur.


Después de preparar una tarta con toda mi ilusión, y que no fue tarea fácil oiga, me sentí también una tonta por haberla hecho. Cantamos cumpleaños feliz casi porque yo obligué a ello y no sacamos la tartita con las velitas encendidas ni nada mientras el cumpleañero espera sentado con ilusión, no, las encendí con prisas, sabiéndome observada como si estuviera decidiendo si tengo que cortar el cable rojo o el azul, y escuchando las pegas del no príncipe. Y una voz en mi interior me dijo ¿pero Beatriz por qué te empeñas en ponerle ilusión a cosas que los demás no valoran?.
Después de otro viaje astral este ya sí por decisión propia…  ya que me había cansado de esforzarme más en ignorar mi dolor de regla  para que no pudiera conmigo, y de intentar sentirme cómoda en una conversación en la que todos te ignoran, y  en vista del éxito que estaba teniendo... desconecté. OFF. Hablar lo que queráis que yo no voy a miraros y sonreíros. Total si da igual.

Cuando los compis se van y nos quedamos a solas copita en mano, y en medio de una conversación que para mí, que no quiero sacar mucho el tema por no agobiar, era importante, pues hablábamos del futuro, del nuestro, me doy de hostias, (again), porque no me está escuchando hablarle y hacerle una pregunta. Le había interesado más en ese momento leer un mail, tal y como él  me aclaró luego por si me quedaban  dudas de que me habia ignorado. Que alegría que alboroto. Y la tonta yo por enfadarme porque me ignoren y no repetir la pregunta cuando a él le viene bien brindarme el placer de su atención.


Os juro que hay veces que me siento una tonta del culo. Pero tonta de remate y con carteles luminosos. HE AQUÍ BEATRIZ LA IMBÉCIL. Y es en momentos así, cuando se me quitan las ganas de esforzarme por procurar hacer feliz a nadie que no sea yo misma, de preparar sorpresas y tener detalles. En ese momento, que serían segundos, 30-40 segundos a los más en el que yo estaba mirándolo y tomando conciencia de que ni me había escuchado hablarle y que mi pregunta flotaba en el aire sin respuesta, mientras seguía allí mirando,quieta como si estuvuese congelada tomando consciencia de como me ignoraba y esperando a que se diera cuenta…os juro que me sentí tan insignificante y ridícula!. Repite la pregunta reina a ver si esta vez tienes suerte y le interesa escucharte, no te vayas a enfadar ¿por qué? ¿¿Por qué no te escuchen?? ¿Por qué no se disculpen si quiera por dejarte con la palabra en la boca? ¿Por qué de por hecho, y por bueno, que puede ignorarte y que después tú debes retomar el discurso como si nada? ¿Por qué él puede darle al pause a tus conversaciones sin previo aviso y de nuevo al play cuando le venga bien? ¿Por qué ni un mínimo de educación pareces merecer?¿Por qué no es la priemera vez que le dices que está más pendiente delmovildeloscojones que de escucharte? ¿Por qué si dices que te ha sentado como un tiro, se ponga además flamenco? Encima. Y la tarta de los cojones enfrente recordándome mi estupidez.


Así que hoy es de esos días que de no estar aquí se iba a enterar Rita la cantaora de quien soy yo. Pero aquí estoy, y encima tócate el pie… ¡con pena por haberme acostado enfadada el día de su cumple después de tanta ilusión que yo le había puesto para que fuera un día bonito para él!. Pero pena de qué leñe? ¿Acaso no he hecho yo las cosas bien? Si no le da pena él, ¿por qué narices, que alguien me lo explique, me da pena a mi? .¿Veis? Pues así con todo.

Pocas sensaciones me calan más por dentro que la decepción. Te dejan ese sabor pegajoso en el cuerpo demasiado tiempo, y no parece se vaya con nada.

Y no puedo evitar preguntarme ¿merece la pena esforzarse tanto por alguien? Y ¿sabéis de quién me acuerdo cuando estas preguntas ponen en tela de juicio si la persona que tengo al lado valora en realidad mi presencia y mi persona? Habéis acertado.

¿Será cierto que las personas dejan de valorar lo bueno que tienen si lo dan por seguro? ¿Será que hay que darse menos para que te den más? Pero, ¿y cuando quieres darlo todo?, porque te nace, porque te hace feliz, porque no concibes otra forma de querer que no sea esa, ¿debemos de dejar de ser como somos para protegernos de momentos en los que, como ayer te hacen sentir ignorada y prescindible??. Porque no te engañes querida, la realidad es, que ni hablar de vuestro futuro juntos, ni encontrar la ocasión de preguntarle tus miedos, ya que muchas veces no sabes cómo sacarlos fuera, ni disfrutar de tomarse una copa contigo,  resultaba lo demasiado interesante como para que el móvil no desviara su atención.

¿Estoy engañándome a mi misma queriendo ver solo todas las cosas buenas de él y de nosotros, acaso se debe de ignorar ese tipo de compartimientos y la actitud que los sigue después? . La actitud que tenemos después de meter la pata es siempre hasta más significativa que la “metedura de pata” en sí misma.Y enb eso él se cubre de gloria mejos que nadie.
Para que una relación funcione...¿se trata de que nos mintamos a nosotros mismos y negemos todo aquello que nos hace daño, o nos molesta, y lo aceptemos sin querer darle importancia, para que así no haya problemas? …. Pero si acepto que no pasa nada si me ignora a su antojo y criterio en medio de una conversación, y le repito las cosas como si no me hubiera ignorado en un primer momento ¿no sería eso dejar de darme la importancia que sí sé que me merezco a mí misma? ¿Con que derecho podría reclamar luego algo que ni yo me doy? ¿Por qué tengo que medir las cosas que me  duelen en función de que él me de o no el visto bueno a que ese equivoación si  me puede hacer sentir mal?.


No me quiero acostumbrar y dejar pasar algo  que, oye, quita mi subjetividad, quita que me jodió porque lo que le preguntaba para mí era importante, quita todo eso coña, ¡es que estamos hablando objetivamente de una falta de educación y de respeto hacia tu interlocutor!. Pues ni a disculpas vacías tipo “lo siento, no me he dado cuenta, pero oye que fallo, qué me decías cariñobonitapreciosamia” puede una aspirar. No, chulería como postre. Y encima siéntete mal tu contigo misma por el broche final del día, como si fueses tú la que la ha cagado porque te haya molesatdoY además cuenta con que te vas a costar triste y que el día pasará sabiendote ignorada, porque ¿a quién le importa que yo me sienta mal?Por aquí desde luego a andie, la lección de que las cosas se me deben pasar solas, sin  un mimo ni disculpas ni que te reconforten si te ven que algo no te ha gustado, me queda cada vez más clara. Traga, digiere, enquista y que se te pase solo.A nadie aqui le importa, no es ara tanto que te sientas mal por que te ignoren durante y después.
De verdad es que no sabéis que imbécil y que tonta y que ridícula y que triste me siento hoy.

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