miércoles, 4 de mayo de 2016

Que se pare el tiempo.

Callejuelas llenas de farolillos, bugambillas, casas coloniales mezcladas con arquitectura china y vietnamita, un río, un puente con una antigüa leyenda y música de fondo. Parece un cuadro. O un escenario de película. Resulta difícil creer que en medio de las masificadas ciudades y el caos del tráfico al que venimos estando acostumbrados en nuestros viajes, exista un lugar así, en pausa con el tiempo, y con las modernidades, conservado de esa forma con la intención de embrujarte. Lugares con encanto que lo llaman. Hoi An,Patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1999. Y no me extraña.
Aunque me fascinan también los sitios que ya hemos conocido, creo que es en lugares como este, diferentes y lejos de lo espectacular, dónde a mí se me atropellan las ganas de parar el tiempo, y empaparme de todo, de cada sensación y de lo auténtico de su ambiente. Aun en sus diferencias, el barrio del Trastévere de Roma y este pequeño lugar del mundo, me despertaron por igual un gusanillo de emoción y romanticismo que me ponen tonta. Y sí, me gustaría que el reloj pasase más lento, para que no se escape sin antes exprimir a tope, esto de saberme tan feliz.
Y a veces me da como yuyu estar así,como en armonia con todo, feliz de la vida, disfrutando del momento y de la compañía, que es la que  también me pone tonta y no sólo el ambiente. Evidentemente.Es la mezcla perfecta de ambas,  por que sin él lado, sin girarme y poder decirle ¡mira que bonito! sin sonreír juntos y quejarnos del calor, y acumular selfies que me petan la memoria del movil, quizás Hoi An no me hormiguearía la alegria como lo ha hecho. Pero como si de la bruja mala del cuento se tratara,  la parte de mí que no está dopada de endorfinas,  piensa que no es posible estar tan asquerosamente feliz, y que ya verás, que algo malo va a pasar y la hostia desde tan alto son siempre de las que duelen más. Y me pasa también, que no estamos acostumbrados a decir que somos felices, como si no tuviéramos derecho habiendo tantas cosas que van mal, como si serlo fuese demasiado pretencioso, o vale, podemos serlo, pero eso de decirlo ya es otra cosa. Podemos hablar de los problemas y sin sabores y nadie se extraña, se entiende y tan bien. Pero si a la pregunta de cómo estas? Respondes, "estoy suuuuper bien, enamorada hasta la ñoñería y feliz como una perdiz" eso ya sí levanta más ampollas, suspicacias y puedes resultar repelente. Es mejor disimular y decir " ahí vamos, bien normal, todo bien" no vaya a ser que te cojan tirria. Sea como sea, y aunque me de miedo que pase algo y se me atraganten los arcoiris, lo cierto es que me da igual,  que venga lo que tenga que venir, pero estos ratitos ya no me los quita nadie, que los problemas ya llegarán, que resulta que así es la vida, a veces mejor,otras peor, rachas buenas seguidas de malas... Momentos. Y el de ahora, pues es de esos que marcan la diferencia. 
Que quede constancia en este cuaderno de bitácora, que hoy cinco de mayo de 2016 en una pequeña y preciosa ciudad de Vietnam que me recuerda a un dibujo de cuento y de la que me llevo para siempre sentimientos tan bonitos, soy, inmensamente feliz.

1 comentario:

  1. relax, respira, disfruta.... y si eres feliz, grítalo!!! que no te avergüence decirlo y si levantas envidias con más motivo aún. VIVE! :D

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