miércoles, 13 de enero de 2016

Conversaciones que pasan de la realidad a la ficción, y no al revés.



-          ¡Lo que tú quieres ha dejado de importarte hasta a ti, ¿Cómo va a importarle a él!. 

Me esforcé en sacarle el máximo provecho a mi capacidad de  oratoria en mi versión más política cual lider de la oposición, como si en realidad tratara de conseguir votos y la confianza de quien me escuchara en plena campaña electoral. Me imaginé durante un nanosegundo en un cartel a color en una parada de autobús bajo algún slogan manido tipo " creer que  es posible, lo hará posible". Quería despejarle cualquier duda de que esa realidad que ella describía, no era mi realidad, intentar hacerle entender que a veces las cosas que  creíamos que queríamos y que  los sueños que perseguimos, cambian en función de los pasos que vamos dando. Le recalcaba, quizás en exceso, que tanto a mi como a él, lo que yo quería y necesitaba para ser feliz, nos importaba por igual. No parecia valer nada de lo que yo dijese, ella continuó exponiendo lo que daba por cierto sin importarle lo más mínimo que aquel no fuera el mejor momento para tener esa conversación. Sin importarle también, que yo no quisiera escuchar sus palabras llenas de tantas dudas. Me sentía acorralada.

- A mí no me engañas, a mí no.
- ¿Porque tú lo sabes todo verdad?
- Sé más de lo que tú te crees, aunque me haga la tonta. Pero que yo de tonta ¡ni un pelo!, lo que pasa que disimulo porque a veces es mejor que la gente piense que una es tonta, pero no hija, no. Además, mira por donde en lo que a ti respecta  a veces  sé hasta más que tú. – Sostenerle la mirada era de lo único que me sentía capaz, no quería empeorar la situación enfrentándome a ella. No, en estos momentos  mejor no. – Te he visto crecer y convertirte en la mujer que hoy eres, te he traído al mundo y te he criado, sé cuándo estas preocupada y cuando esa preocupación es de las que te va a quitar el sueño,  sé cuando tienes la cabeza en otra parte, pero haces como que escuchas, sé cuándo te sientes insegura, sé cuándo te has enfadado, aunque disimules, sé lo mucho que te asustas por muchas cosas que no reconoces, y sobre todo sé, que cuando eres feliz no te basta con comerte  el mundo, no,  ¡te lo desayunas, te lo meriendas y hasta te lo cenas!, te ríes más y te explicas menos, principalmente porque no te hace falta explicar nada. ¡Se te nota!

-Me estoy explicando porque tú me has preguntado, yo no he sacado el tema. Sólo quiero que entiendas que aunque sean decisiones difíciles, son decisiones que he tomado porque me hacen feliz.

Hizo una pausa en su cuasimónologo, y en mi interior  festejé antes de tiempo que por fín había zanjado el tema y había dado por buenos todos mis argumentos. Pero no. Sólo era una pausa para dar un sorbo al café y un bocado a la tostada que debía de estar ya bastante tiesa. O puede que una pausa para aportarle más dramatismo al momento, tratándose de ella era  lo más posible, después de todo teníamos a quien parecernos.
Me miró, y continuó hablando en un tono mucho más calmado y dulce, lo que sin duda era bastante peor, y  seguramente me haría más daño.

- Tienes miedo, y te sientes insegura. Parece que no te acuerdas  de que eres una mujer de esas que quita el hipo y has tenido siempre al hombre que has querido “lampando” por ti, ¡si te conoceré yo! .Tu necesitas sentirte especial, deseada, protegida… Y aunque  sé que sabes  lo mucho que vales, te hace falta que la persona que esté a tu lado te lo recuerde. Eres una persona excepcional hija, buena con todos, cariñosa y demasiado generosa, y quiero que él  te valore por encima de todo, y que no te despierte ningún tipo de dudas. Que también te conozco con dudas... y no quiero que hagas las cosas mal.

  - Vaya colección de sinsentidos estás diciendo simplemente porque no quieres que me marche. ¡Sé perfectamente la clase de mujer que soy, y no me hace falta que me lo recuerde ni él, ni tú, ni nadie! ¡Pues claro que me siento valorada, deseada y querida!. Esa es la realidad te guste a ti o no. Que no sepa darte aún todas las respuestas que te gustaría que ya tuviera, no significa que él no valore todo lo que estoy haciendo.¿ No puedes simplemente alegrarte de que sea feliz, aunque no sea de la manera que a ti te gustaría?
- Sí. Si eres feliz, ten por seguro que me alegraré, sea donde sea que estés. 

Suspiré profundamente y mordiéndome la lengua dí la conversación por perdida. Pero antes de marcharme la que de nuevo no se la mordió  fue  ella-

-Será un detalle, una palabra, un gesto que antes preferías pasas por alto, nada realmente grave ni significativo, que te hará sentir, otra vez, que no le importas lo suficiente, y te acordarás de esta conversación. Sólo te pido que si llega ese momento, te preguntes a ti misma, no  ya si eres feliz , porque días malos los tenemos todos ,ni si estás haciendo lo que de verdad deseas, pregúntate cuándo fue la última vez que te hizo sentir que el que estés a su lado, y sabiendote feliz, le importaba más que cualquier otra cosa, más que cumplir con otros compromisos o metas. Preguntante sobre todo  hija, si llegado el momento, y al igual que estás haciendo ahora tú, ¿serias para él también la prioridad?. Pregúntate si crees que él  es consciente de la suerte que tiene por tener a alguien como tú a su lado,  alguien que le apoya en todo, incodicionalmente, o si por el contrario pareciera que la suerte es  tuya que no tienes que pagar al final de mes? Créeme que de verdad deseo que si llega el momento y tienes que hacerte esas preguntas, me llames inmediatamente para decirme lo equivocada que estaba.
 
Yo ya sólo lloraba, sólo quería irme de allí y llorar a solas, aunque no tuviera claro aún el motivo de esas lágrimas a borbotones. Si eran porque ella pudiera tener razón, o  porque no la tuviera, pero tuviese aún mucho más miedo que yo, alguien a quien nunca antes había visto asustada.

-No te vayas disgustada no, por favor. Mira hija, las relaciones son muy difíciles cariñito, mucho, pero que no siempre te tienes que resignar tú en pro del bienestar del otro, que vales mucho,¡ mucho!¿ Me oyes? .Mírame, mírame y perdóname por darte este sofoco,  sólo me preocupo por ti, entiéndeme, por favor no llores- Ella también hacia un esfuerzo por contener las lágrimas, No me cabía duda de que no había intención de hacerme daño en sus palabras, pero me asustaban ya demasiado las circustancias a las que me enfrentaba,como para que ella sembrara en mi interior más incertidumbre. -Si de verdad os valoráis por igual, todo irá bien. Pero me da miedo, porque te conozco y  sé que lo das todo hija, que sólo sabes querer con toda tu alma, pero hay veces  en las que hay que querer un poquito menos al otro, y quererse a una misma un poquito más… 
Tengo mucho miedo de que él no lo haga, y a ti se te olvide mirar por ti.

- Ya no sé que más decirte...a  todas esas preguntas que no sé contestar, el tiempo les dará respuestas, de momento,  tendrás que confiar en mí, en él, y en que estaremos bien. 

Ya no dí lugar a réplica. Me marché deseando que no hubiera nada de cierto en sus palabras, preguntándome si quizás, ella que decía leer en mi como un libro abierto, había intuído mis sospechas y mis temores de la noche anterior, y era por eso  que había decido acribillarme con aquel repertorio de preguntas para las que según ella, cuando alguien te quiere como te tiene que querer y en nuestras circustancias, yo ya debía tener todas las respuestas. Quizás sólo quería poner a prueba lo segura que estaba de mis decisiones, o quizás...quizás quería como queremos todos en algún momento, escuchar una mentira que nos suene a verdad para de esa forma poder dormir en paz.

 
Fragmento de mi "sueñoproyecto", al que espero pronto poder llamar libro : 
QUE NO TE DUERMAN CON CUENTOS DE HADAS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario