lunes, 16 de enero de 2017

No me da la vida!



Pues el comienzo del año 2017 está siendo entretenido… No me da la vida con un no parar de curro, lo cual está genial, pero me tiene algo acelerada, y me he roto un dedo del pie para darle más emoción  al tener que hacerlo todo a la pata coja.
No me he roto nada en estos 31 años por raro que pueda pareceros con tantas torpeza y caídas absurdas, excepto aquella vez que me fracturé la muñeca como lesión más significativa tras haber volcado un coche con su vuelta de campana y todo, y ahora  va y resulta que con una estúpida patada a una silla me dejo un dedo fuera de su sitio ¡espero que mi ángel de la guarda no se haya pedido de verdad una excedencia! 
Angelito no me abandones que sabes que te necesito!!

Lo que no voy a permitir que tanto ajetreo me distancie de cumplir mis objetivos anuales, que no os he dicho nada pero este año también los tengo…¿Quién no empieza el año con una lista de propósitos? Pues supongo que mucha gente, pero yo me incluyo en el grupo de los que sí que escriben una serie de objetivos que abrazar y que perseguir a lo largo de los 12 meses que comienzan en forma  de oportunidad. No es que me haga falta tampoco que sea final de año para hacerlo, la verdad, cada semana me propongo ir más al gimnasio, ( o simplemente ir) y eliminar los carbohidratos de mi vida… pero bueno, los del nuevo año siempre son como de una dimensión mayor, metas que creemos harán de verdad nuestra vida un poquito mejor, más saludable, más feliz. Si reviso mi lista del año pasado me doy unas palmaditas en el hombro y me digo yo solita “Esa Bea como mola se merece una olaa” Ueee. 
Aunque claro, como lo de rozar la perfección es de personas repelentes y yo ni pizca, sí que se repiten algunos objetivos pasados en esta ocasión…
¿Será el 2017 el año en que por fin me suelte con el inglés y pueda ser en mi versión internacional  igual de richarachera y espontánea que la española?... No hagan zapping!
Dejar de fumar no estaba el año pasado simplemente porque yo que me conozco y sabía que no era el mejor momento para hacer acopio de tanta voluntad, así que lo dejé y volví varias veces sin demasiada convicción. Este año tampoco lo incluyo, repetiré amagos y seguiré conformándome, de momento, con saberme más una fumadora social y presa del aburrimiento que una fumadora compulsiva. Para el 2018 me digo ya que sí, que sí.
Los que incluyo este año en mi lista son un poco más trascendentes y compartiré con vosotros dos de ellos para invitaros a que también los persigáis, pues sin duda creo que de lograrlos harían nuestra vida mucho más bonita.
-Quejarme menos. He intentado en más de una ocasión sumarme al reto de estar 21 días sin quejarme. Es harto difícil cada vez que decía “puta lluvia de los cojones” debía poner el contador a cero y volver a empezar. Y es que no somos conscientes de la de comentarios que llevan implícitos una queja y de lo difícil que es reeducar nuestra mente para transfórmalos en pensamientos más positivos. Estoy superconvencida de que la queja es nociva a un nivel del que no somos conscientes. No es que piense tampoco que uno no pueda reclamar, quejarse, desahogarse antes de explotar, o luchar por aquello que no es justo o que realmente es importante, pero me gustaría eliminar de mi vida las quejas menores y que impregnan nuestra vida de negatividad casi sin darnos cuenta. Volveré a intentarlo calculando con que no me coincida con estar premenstrual perdida y no me rompa ningún miembro de este cuerpecito.

Otra cosa que me gustaría tachar de mi rutina es  alejarme de la crítica, me refiero a la crítica vacía y destructiva, esa que muchas veces se cuela entre nuestras conversaciones con amigos como si fuera lo más natural del mundo infravalorar la vida de los demás desde un podio de superioridad en el que nosotros solitos nos hemos colocado. Crítica tan disfrazada de cotidianidad que ni siquiera se hace con  “mala intención”. Esa crítica que puede que sin querer guarda un “eso está mal y lo que yo digo bien”, esa que se esconde tras el sentido del humor como si se tratase de reírse de uno mismo, pero en realidad es de lo demás. No sé en que momento participar de conversaciones así dejo de parecerme importante.
shut up!!
 No me gusta, no me mola. Mi madre siempre intentó trasmitirnos que no hablásemos mal de la gente. Quiero mejorarlo.
No se trata de no opinar, de que la  critica no sea necesaria en nuestras vidas, lo es, pero la constructiva, la que suma y la que no abate,  y sobre todo, todo, me niego a seguir sumándome a criticar cosas como el pelo, la ropa, los gustos, los novios, los regalos, a menganito y fulanito, así tal cual, por deporte y sin mas fin que llenar la conversación frente a un café. Cada uno que haga lo que quiera siempre y cuando no haga daño a los demás y que los derechos de otros no pisen los míos. Hay ciertas actitudes de las personas de nuestro entorno que muchas veces nos hieren, que no entendemos, que nos afectan a fin de cuentas, y sentimos esa necesidad de compartirlo con alguien, de buscar apoyo, de reafirmar  nuestro derecho a sentirnos como nos sentimos. En muchas de esas ocasiones no pensamos en la posición en la que ponemos a la persona que nos está escuchando, obligándola a tomar partido, a que su opinión deba coincidir con la nuestra para sabernos dueños de tener razón, y si no se moja, si no opina igual,  entonces podemos atraer más malos rollos y desencuentros, rizas más el rizo y crear “bandos”. ¿Y si en lugar de buscar la crítica solo nos desahogamos? ¿Y si aceptamos que quizás la otra persona no tiene porque estar de acuerdo con nosotros y eso no implica que nos quiera o le importemos menos? ¿Y si en lugar de hablarlo con el de enfrente lo hablamos con el que tenemos el problema?  ¿No creéis que nos ahorraríamos muchos malos rollos?

Vivimos en una sociedad en la que aceptamos que existen haters! Por favor ¿hasta dónde hemos llegado? Personas que “odian” que solo se dedican a desmerecer, a hablar mal, y a pisar con su libertad de expresión a quien se les cruce por el camino… Yo lo siento pero es que me dan ganas de decir “me bajo de la vida” cuando leo, escucho o veo ciertas cosas…
Mi granito de arena será procurar pensar dos veces antes de hablar, intentar decir mi opinión sin avasallar, ni desmerecer, ser más tolerante y no olvidar que hay una gran diferencia entre opinar y criticar que parece que en muchas ocasiones lo hemos olvidado.
sí, quiero ser una niña buena. traviesa visceral y extremista, pero buena :)

Pues con esto y un bizcocho… me despido por hoy, el nuevo Blog ya está en el horno y probablemente la siguiente entrada sea desde ese nuevo huequito que viene cargado de novedades y secciones que espero de todo corazón os gusten!!

3 comentarios:

  1. Con respecto al fondo... aplaudo esos propósitos, totalmente de acuerdo contigo.
    Y con respecto a la forma... No soy lector habitual de tu blog, entro cada mucho tiempo y no leo todo lo nuevo desde la última vez que entré así que quizás por eso haya notado tanta diferencia. Increíble me parece lo que han mejorado tus escritos con el tiempo. Enhorabuena!

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