Hola Querid@s!
Os escribo acompañada de mi comida preferida del día: el desayuno!!
No, no estoy en el Starbucks, pero es mi comida preferida del día igualmente, y lo es por ser la comida que con más hambre hago en toooodo el día; en circunstancias normales claro, pues si dependo de los ritmos alimenticios del noprincipe, pues casi que tengo hambre a todas horas.
Os explico: yo necesito comer cinco veces al día, (mínimo, si me voy a poner mala con la regla no existe un número fijo definido) y si nos saltamos comidas… pues mala cosa, y como él, lo mismo no desayuna, que desayunamos tarde y ya no volvemos a ingerir alimento hasta las 11 de la noche con una hamburguesa, pues a mí los chacras alimenticios se me desalinean, y no puede ser.
Ya en los comienzos de nuestra historia, cuando amanecía un fin de semana en el pisito del que por aquel entonces era aún un sapito que me hacia más tilín que otras ranas de charca, yo pensaba, ¡pero por dios santo, que le costará tener un brikc de leche en la nevera y unas magdalenas aunque sea!, ¡ya no pido ni unas tostadas!, mira que detalle más bonito y más barato, pero es que yo necesito levantarme y desayunar, es así, ese mi biorritmo!.
Pues NO, nunca encontré por aquel entonces, nada en aquella nevera que con el tiempo se llenó de fotos de los dos, que pudiera alimentarme.
En aquellos tiempos no os imagináis el desajuste de comidas… lo mismo cuando nos decidíamos a salir de la cama, y a la calle, lo primero que recibía este cuerpo serrano mío era una cerveza, fresquita, muy buena y que sabía a gloria, sí, pero que no…
Ese pequeño inconveniente, que durante estas últimas semanas se había instaurado de nuevo en mi vida, entre viajes, cambios de horarios y comidas fuera, espero esté ya subsanado, pues ya hay algo de comida en la nevera de nuestro nuevo hogar compartido.Comida incierta de etiquetas con jeroglíficos chinos, pero comida. Por ello en lo que yo desayuno, feliz de empezar el día como a mí me gusta, os imagino durmiendo plácidamente en vuestra franja horaria, o quizás estaréis quemando la noche, o cualquier otro menester nocturno más placentero, pero en eso ya queridos míos, no os imagino! :p
Pues eso, que mientras me enchufo un par de tostadas con mermelada de etiqueta china, que está bastante buena la verdad, lo mismo no es ni de ciruela y a saber de qué es, y a la que seguirán la versión de aquí de un kiwi, “fruta del dragón chino”, pero natural de Mexico, por la cara!, os cuento; estos días han transcurrido de forma muy tranquila, sin eventos en pandilla y sin turismo en pareja tampoco, pero tranquilos.
El noprincipe tiene muchas cositas que organizar previa a la puesta en marcha del master, y en ello está como un campeón, y yo mientras tanto, he escrito, he dormido y tachaaaán! Me he iniciado en lo de mover las carnes. (TU SI QUE VALES, TU SI QUE VALES!!).
He salido a correr como primera opción, pues aun no teníamos la tarjeta del gimnasio, y me había comido un paquete de oreos sin el más mínimo sentimiento de culpa, acordándome después de mis pequeñas metas a cumplir aquí, así que me decidí a empezar a lograrlas aun sin gimnasio, y ni corta ni perezosa me coloqué las zapatillas y a correr!
Lo que más me preocupaba era perderme en esa ruta que iba a trazar creyéndome corredora habitual y no saber volver al piso, así que como creo que iba más concentrada en quedarme con el camino, que con pensar si me cansaba o no, aguanté bastante bien!! Ole ole y ole.
Al día siguiente con unas agujetas bastante interesantes, correr no era una opción, y comenzar el gimnasio me daba pereza también porque me dolía todo, así que como mujer resolutiva que soy, me dije, pues a nadar! y si no contamos con que sin gafas de buceo y con las lentillas, la única opción que me quedaba era nadar de espaladas y me iba yendo para los lados, y que se me salió un pecho que le mostré en todo su esplendor a un señor propio de la zona,
que me miró espantado ( no porque el pecho sea feo oiga, sino espantado de escadalizadopocodecoro, con esa cara de ¡que le corten la cabeza!,
pues también podríamos decir que no se dio del todo mal lo de hacer de sirenita.
Cuando termine de escribiros me he decidido a estrenar gimnasio,a ver que tal, y aprovechando que llevamos tres días con sol aquí, voy a tumbarme a evaluar de que calidad es el que disfrutan los singapurenses. ( a la publicación de este post el sol se ha escondido el muy hijoputi)
También contaros que hemos ido al cine, a un centro comercial lleno de tiendas que en España denominariamos “ un chino”, ropa de brillerios y de mala calidad, pero colocada toda al más puro estilo Nervión Plaza, con pista de patinaje en medio y todo, y muchos sitios para hacerte las cejas. Aún no he encontrado donde depilarme integra, pero tienen aquí una obsesión con las cejas y los pies, que no andas tres comercios, sin que dos no sean dedicado a ello. Muy inquietante.
Vimos Misión Imposible, en inglés con subtítulos en chino, y aunque había momentos que no me enteraba de nada, la peli y la experiencia me gusto bastante, la peli porque me encantan todas las de misión imposible, y en general todas las que hay cochazos haciendo maniobras imposibles y tiros y acción, y en particular porque salía Tom Cruise, que vale es bajito y se le ha ido la pinza con lo de la cienciología, pero a mí me gusta desde mocita, cuando lo vi en “Alguno hombres buenos”,
- ¡¡ QUIERO LA VERDAD!
-TU NO PUEDES ENCAJAR LA VERDAD!!
Los pelitos de punta, ganas de ser abogada, de estar en la marina y de comérmelo con patatas a todo lo chiquito que debe ser que me entraron, y desde entonces lo adoro, y yo soy muy fiel a lo que me gusta de toda la vida. Además de gustarme la peli, aprendimos que para la próxima vez que vayamos al cine aquí, hay que ir con calcetines gorditos y un abrigo de plumas, vaya tela marinera la hipotermia tan grandísima, que si llegamos a ver una peli más larga nos sacan de allí como a Walt Disney!
Ahora os confesaré, o más bien os reconoceré, pues los que me conocéis lo sabéis de sobra, como también sabéis que me niego muchas veces a admitir que ciertas cosillas formen parte de una personalidad tan maravillosa como la mía, y es que tengo algunos defectillos, como por ejemplo que tengo una dependencia extrema de ciertos cosas materiales y que ahora que no las tengo me siento una yonkie pasando el mono.
Cuando sé que no puedo tener algo, ya me han dado más ganas, y pasa a ser algo imprescindible ¿no os pasa?, o no tengo la menor intención por ejemplo, de ponerme tal vestido, pero si dice mi hermana de ponérselo mmmm ya la cosa cambia y a lo mejor sí que quiero ponérmelo, o no quiero galletas, pero abres un paquetito y ainchs dame una anda... Soy la definición perfecta de culo veo culo quiero, antojadiza que lo llaman, y además todo aquello que se no puedo tener, in extremis me parece imprescindible y súper necesario.
Todo esto viene de que de todas las cosas que me traído a Singapur, ahora solo pienso en ponerme o usar todo aquello que se quedó atrás, y creo que hice la maleta colocada de crack porque no entiendo lo que encuentro ahora en su interior.
Además, en mi caso al menos, he incorporado a mi vida (consumista) una serie de cosas, sin las que soy consciente se puede vivir perfectamente, pero que hacen mi existencia un poquito más bonita, más cómoda, y me aportan un tipo seguridad que saca a la niña buena que hay en mí y no a la que fulmina con la mirada.
Estoy trabajando mucho estas semanas en ello, para no ser dependiente de cosas tan absurdas como un tónico para la cara, o las perlas, pendientes que pierdo una media de 6 veces al año, y que en España se reponían con bastante facilidad, pues aquí me siento como si saliera sin braguitas. Voy un poquito más desnuda. Y es que cuando llevas años (muchos) por ejemplo, saliendo de la duchita y pasándote un algodoncito fresquito que imaginas cerrando cada uno de tus poros con afán de cochinos de tu cara, y ahora llevas semanas sin hacerlo pues me siento como menos limpita, menos segura de mi misma. Que me falta algo (o varios algos) para sentirme en mi elemento vaya, esa sensación de no estar del todo comoda, como cuando se te recoloca el tanga y no puedes ponértelo bien, que estás ,pero no estás.
Una tontería quizás, pero verdad verdadera que me siento así. Quiero mi tónico, mi limpiador, mi mascarilla del pelo de toda la vida y no esta, que no identifico que pone en la etiqueta de que está compuesta y me huele raro, quiero plancharme el pelito y que se quede liso, y no que adquiera esa independencia que ha cogido aquí, que va a su rollo y decide encresparse sin pedirle opinión a nadie.
Y esta sensación de incomodidad me da mucha rabia lo prometo, pues soy consciente estos días de lo mucho que dependo de mi zona de confort. Pequeñas rutinas que nos pasan desapercibidas, pero que nos las quitan o sabemos que han de cambiar, y por dentro yo, hago pucheritos.
Diréis vete y cómprate lo que necesites, vaya problema con solución. Primero: las marcas aquí, no son las mismas, y ¿cuánto tiempo tardé yo en decidir de todos los productos que he usado cual era el que me gustaba? Bastante cientos de euros después, y segundo: si adquirir el kit básico de todo eso en España es un pico curioso, ¿Cuánto va a costar aquí luchar contra las arrugas? Y ni el Nopríncipe está para gastarse dinero en eso, ni mucho menos yo, que me hago caca encima de saber que en unos meses ingresos cero patatero, y que lo poco que haya en la cuenta,(porque además había calculado mal el paro y es menos de lo que yo creía ¡¡toma castaña!!), no puede desaparecer, y mucho menos por unas cremas. ¡Qué intento madurar señores!
Así que de momento me centro en salir con éxito de mi zona de confort en todos los sentidos, y trabajar en no ser tan dependiente de cosas tan superficiales. Pero esta noche he soñado que se me llenaba toda la cara de puntos negros gigantes y corría detrás de un bote de tónico que se reía de mi. Últimamente tengo unos sueños muuuy raros.
“No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita” Pues eso.
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