Hoy de casualidad y de esa forma inexplicable que a
veces pasan algunas cosas, he leído el
Blog de Sara Carbonero, “Cuando nadie me ve”, aun no siendo seguidora habitual, y en uno de sus últimos post he encontrado palabras que me han reconfortado y con las que me he identificado mucho. Ella también se
marcha de España, aunque en su caso mucho más cerquita, y describía lo que para ella suponía ese gran paso. La cuestión es que entre
todo lo que decía, relataba también este
cuento, que aunque yo ya conocía, al
leerlo hoy me ha sabido distinto, como cada vez que leo algo de Paulo Coelho. Lo hago con otros ojos dependiendo del momento de mi
vida donde me encuentre.
Me ha parecido bonito recordarlo yo también aquí y compartirlo
con vosotros, y de paso recordarme lo
positivo de salir de esa archienemiga mía llamada “zona de confort”.
LA PLAYA
Estaba en la playa una niña con su padre y él
le pidió que probara si la temperatura del agua era buena. Ella tenía cinco
años y se entusiasmó al ver que podía ayudar; fue hasta la orilla del mar y se
mojó los pies.
-Metí los pies. Está fría- le dijo.
El padre la tomó en brazos, fue con ella
hasta la orilla del mar y sin ningún aviso la tiró dentro del agua.
Ella se asustó pero después se divirtió con
la broma.
-¿Cómo está el agua?- preguntó el padre.
-Está buena- respondió.
-Entonces, de aquí en adelante, cuando
quieras saber alguna cosa, zambúllete
en ella.
Paulo Coelho,
libro: “Brida”
MORALEJA:
A veces prejuzgamos e incluso calificamos una situación sin haber experimentado
la misma.
“Haciendo caso a Paulo Coelho pienso zambullirme
de cabeza en esta nueva etapa,
disfrutar de cada experiencia y cada sensación. Creo que absolutamente todos
los cambios traen cosas positivas.
Lo
desconocido no es más que el comienzo de una oportunidad de crecer. Porque de
eso trata esta vida, de seguir creciendo.”
Pues a seguir creciendo! Que voy a llegar a la
luna!!
Respecto a la ansiedad y la crisis psicóticas que
ayer os contaba...pues lo llevo como puedo… si os digo que estoy más tranquila,
que duermo como un bebe y que no he repasado y hecho y desecho mil veces la
lista de cosas aún pendientes por hacer, de ropa que llevar y mudanza que
organizar, pues os mentiría… pero intento mantener los nervios a rayas, y si
veo que no, pues me pongo a lo Marylin Monroe y me tomo un Diazepan lo reconozco,
pero dormir necesito dormir, que hacerlo a deshoras y mal, solo hace empeorar
mi estado anímico.
Sobre la pelea de la noche anterior, contaros que
no llegó finalmente la sangre al rio, y es que a veces, en algunas ocasiones no
hace falta decir mucho para ponerse en lugar del otro, y esas veces, que para mí
son excepcionales y por tanto las atesoro como algo mágico, sucede que entre dos
personas que se conocen y se quieren, pueden decirlo todo sin hablar absolutamente nada, basta sólo con el
superpoder de un largo abrazo para decir
, un “Lo siento”, o un “té entiendo”, un
“te perdono” o un “te quiero”, y a veces,
como ayer, todo a la vez.
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