jueves, 17 de septiembre de 2015

Dejar que la vida nos sorpenda



 A veces, las sorpresas que nos dará, no nos gustaran, para que negarlo, pero hay otras veces en las que lo que sucede, te deja sin aliento, te eriza la piel, son esas veces en las que sabes con absoluta certeza, que estás viviendo un momento que guardarás en el álbum de tu vida, y que formará parte de la persona que eres.



A veces, no dejamos que la vida nos dé esa oportunidad, y nos aferramos a ideas y situaciones convenciéndonos de que ya, a estas alturas del camino lo sabemos todo… y NO queridos, no lo sabemos todo. En mi vida, cada vez que he pensado que lo tenía todo bajo control ,que ya sabía lo que tenía que saber, y que tenía claro como era yo, y lo que quería y deseaba, ha venido la vida a decirme,¿ pero qué dices bonita? Todo esto que piensas y que das por sentado, ¿lo ves? Pues vamos a darle la vuelta a ver qué tal las vistas desde allí....

¿en serio?

Cuando yo era algo más joven, más inexperta, daba por sentado ciertas cosas de la vida, y no sólo las daba por sentado no, sino que además las consideraba inamovibles. VERDADES ABSOLUTAS.Luego, el tiempo pasa, y la mente se va abriendo al cambio poco a poco, conformando aspectos de tu personalidad que ni sospechabas. Las experiencias que vivimos enriquecen nuestra forma de entender el mundo, lo hacen más grandioso, y a la vez, al ser conocedores de tantas posibilidades, lo hacen también más terrorífico.

De niña sabes lo que está bien y lo que está mal y hay una línea perfectamente clara que separa ambos mundos. No hay matices de grises. La gente es, o buena o mala. La gente buena no hace cosas malas, ES así de sencillo. En el mundo de un niño todo lo que aprendes entra en una categoría, bien o mal, pero en el mundo en el que vivimos los adultos...
 ¿qué hacemos cuando comprobamos que las cosas no tienen por qué ser o blancas o negras?.  

Por ejemplo, yo de niña, creía que el concepto de la virginidad y el matrimonio iban unidos. Una cosa llevaba a la otra.
 Así me habían educado, y no me planteaba siquiera existiera otra posibilidad que no fuese esa. Ya no siendo tan niña, aprendí que aunque el sexo a veces tiene mucho que ver con el amor,el amor y el compromiso no necesariamente  tienen  que ver con el matrimonio. También aprendí (y mucho) del sexo que no viene acompañado de intimidad, complicidad y confianza. Ese “solo es sexo”, me enseñó que el placer no es algo malo, que nos pertenece y forma parte de nuestra personalidad y de nuestra vida, y que desde el respeto hacia una misma y hacia los demás, disfrutarlo también puede ser algo espectacular.
Vale, y a veces  no es espectacular no, a veces no tienes la suerte de dar con un mastersex y  es un completo horror, y no puedes evitar distraerte mientras, pensando cosas tales como ¿Qué narices está haciendo? ¿Se habrá perdido por ahí abajo? ¿quieres dejar de una vez  de colocarme la pierna? ¿Acaba de decir lo que acaba de decir?...
Otro día podemos hablar de cuánto daño ha hecho el porno al sexo. El porno es a los hombres lo que las pelis de Disney a las mujeres.

 Pero bueno, obviando esas “malas” experiencias que tambien nos enseñan y que luego dan para tanto en el consejo de sabios que convocas con tus amigas, lo que quiero decir es que creo que fue por aquellos años cuando descubrí, que no, que yo no sabía mucho de la vida, y  que dar por sentado ciertas cosas, solo me limitaría y me privaría de vivir situaciones maravillosas que podrían estar por llegar. Aun así, aun me quedaban (y  aún me quedan) muchas ideas aferradas en lo más profundo de las que mi iría desprendiendo poco a poco con el paso de los años...y hasta hace prácticamente cinco minutos, como bien pude comprobar al verme  subida en un avión camino del destino más lejano del mapa que hubiera pudiera imaginar. No, nunca hay que darnada  por sentado. La mente se abre a escenarios imposibles, y eso es algo que da miedo, sí, pero ¿no es acaso  eso  a lo que llamamos crecer?


Como persona visceral que soy, yo he defendido algunas ideas con tanta fuerza, y he sido a veces tan intransigente a otros puntos de vista, que  cuando hoy  miro hacia atrás, me cuesta reconocerme en aquella jovencita marisabidilla que se creía que nada  podía romper sus esquemas. Ya estaba claro que no iba a llegar virgen al matrimonio, (menos mal!), idea que aunque respeto profundamente para aquellos que así lo decidan, yo comprendí, se contradecía con todo lo que yo estaba sintiendo en aquella época del primer amor. Amor que “por supuesto” iba a ser para toda la vida. Si no ¿ a cuento de que me iba yo acostar con nadie?. JA. No cambié de opinión de un día para otro claro, (paciencia de la buena es lo que tienen los adolescentes con su primera novia), aún recuerdo que casi me santiguo cuando mi hermana me contó que se había entregado al fornicio con su novio.  ¡Madre mía del amor hermoso el apocalipsis! 

Yo me rendí al “pecado” apenas unos meses después, atragantándome con todas y cada una de mis palabras. Ingenua. 


Otro ejemplo de todo esto es también, como mucho tiempo después de aquello, aun habiendo abierto mi mente bastante, aún seguía dando como otra certeza en mi vida,  que yo,  no me “arrejuntaría jamás con mi novio” .Después del noviazgo lo que hay que hacer es casarse , ¿ qué era eso de probar antes?. Sí, aunque no os lo creáis esa era yo antes. Ahora, me alegro (de nuevo desde el respeto a quien no comparta mi opinión) de que ahora yo me eche las manos a la cabeza, si dos que desean casarse no conviviesen antes juntos. 
Cuando mi ex rana de charca me dijo que estaba cansado ya de vivir con sus padres, y que no iba a seguir esperando hasta que yo decidiera que ya no era “demasiado joven” para casarme, me lleve un disgusto grandísimo,GRAAANDISIMO. Me estaba estropeando y cambiando todos los planes que  habíamos hecho.Horror de los horrores.
cambio de planes nena!
Hoy, viendo las cosas con la perspectiva que sólo da el tiempo, compruebo que todo sucede por alguna razón. Si la rana de charca no me hubiese presionado en aquel momento para vivir juntos, habríamos seguido alargando un noviazgo que no funcionaba y que habría acabo cayendo por su propio  peso igual,  pero quizás en una situación aún más complicada de lo que ya resultó en su momento. Ahí aprendí que tú puedes creer conocer a alguien muy bien, pero que lo que saca a la luz la convivencia en una relación, no lo hace un noviazgo ni  aun viéndote todos los días, ni con cientos de vacaciones juntos a vuestras espaladas… Y que aunque divorciarse hoy en día, es un trámite rápido, y no es el fin del mundo, de momento, aún conservo ese aspecto tradicional de mi personalidad, y quiero pensar que cuando lo haga, si lo hago, seria para toda la vida. 


Así que sí, aunque antes me pareciera imposible afirmar algo así, la experiencia me enseñó una vez más que estaba equivocada, para mi ahora es fundamental aprender a convivir con alguien a quien quieres "viviendo en pecado", (bendito pecado),pues resulta difícil y complicado encajar todos los cambios que eso conlleva en una relación, y a veces te llevas sorpresas desagradables…muy desaradables.



Con todo esto, supongo que lo que pretendo decir, es que, ¡claro que las personas cambian!, me rio yo pensando en mi misma, cuando alguien afirma con absoluta certeza, que “las personas no cambian”. 
vale, si tu lo dices...
Si se cambia, pero hay que exponerse al cambio, hay que abrir la mente a nuevas circunstancias y posibilidades que quizás, a priori, no nos resulten cómodas, pero sólo así  podemos descubrir todos los matices de grises. Coincido en que no se cambian aspectos tales como el carácter de una persona,  pero el ser humano se ha adaptado a lo largo de la historia a miles de situaciones que nos han llevado a evolucionar,  a mejorar. Por lo tanto, cambiamos, crecemos, maduramos, nos equivocamos y aprendemos. Así es la vida.

No demos nada por sentado, no creamos que ya lo sabemos todo, dejemos que las circunstancias nos enseñen de todo lo que somos capaces, si nos atrevemos a abrir  la mente a una nueva posibilidad.

 Da miedo, mucho, no saber qué es lo que va a ocurrir, pero por primera vez en mi vida no estoy dando nada por sentado. Por primera vez no tengo "claro" lo que quiero que suceda. No sé qué pasará...Me asusta y me excita.

Me lo planteo todo desde muchos puntos de vista diferentes. Pues he comprobado que cada vez que he hecho planes, estos han salido de una forma totalmente diferente...Así que ahora que estoy en un lugar que jamás entró en esos planes, ilusionada con un proyecto al que jamás creí llegaría a darle forma, ahora que no encuentro la seguridad y la estabilidad que necesito en la figura de mis padres, ahora que no se bien a que aferrarme que me pertenezca, ahora que mi vida sigue el camino de otra persona intentando hacer el suyo propio... Ahora no puedo dejar de preguntarme...


¿No es acaso la vida lo que sucede mientras hacemos otros planes?


PUES QUE NOS SOPRENDA Y  DISFRUTEMOSLA!




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