¡Sigo viva! No os preocupéis,
simplemente y por razones aún no del
todo claras para mí, durante la última semana me he autoenclaustrado en casa (que
no es ni casa, es habitación) y no tenía
ganitas de ná. DE NADA. Ni de salir, ni de quitarme el pijama, ni de escribir,
ni de pensar, ni de hablar con mi familia. Estado total de apatía y hastío.
No
es que estuviese deprimida, que no, no iba llorando por las esquinas,
(solo un poquito y viendo escenas ñoñas de sex and de city, eso no cuenta) ni
lamentándome, simplemente habían desaparecido las ganas de hacer cualquier cosa que no fuera estar
apagada o fuera de cobertura… no sé si
sería una mezcla molotov extraña de
hormonas, dolor de ovarios, estar sin depilar, sentirme out y que el tiempo esté nublado. No lo sé, solo sé, que me
costaba vida, obra y milagros encontrar las ganas y la inspiración de ponerme
frente al ordenador, o de bajar al ginmasio, o de dar un paseo, o de prepararme la
comida, o de lo que fuera, iban pasado los días y lo máximo que he conseguido obligarme hacer,
ha sido escribir a ratos en el libro y ducharme, al menos me quitaba el pijama
durante ese rato …
No salí durante toda la semana para nada, excepto para ir a
comprar víveres, lo cual me mustiaba aún más, verme salir y gastar dinero SOLO
por y para comprar comida y articulos de limpieza del hogar, me daba hasta
coraje. Estaba en un estado de pijamitis, amitis de casa bastante preocupante.
En serio, me he preocupado. Cuando el
mayor aliciente de uno de esos días fue que me saliese bien una tortilla de
patatas, casi lloro.
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Hay que comersela? |
Así que me he reñido mucho, y me dicho YA .SE ACABÓ.
REACCIONA!! Ya he salido de ahí, soy como Sansón, pero al revés, me he quitado
los pelos de las piernas, tras una depilación a plazos con la silkepeil, pues soy
incapaz de hacerlo en un sólo día que me duele mucho, y ya me he visto con algo
más de ganas de poner las piernecitas al aire libre, y se me ha pasado un poco el
estado de hibernación.
Aunque sospecho que lo que más ha tenido que ver en todo esto, son esas maravillosas hormonas que se hacen las dueñas de mi
cuerpo, y anulan todo lo demás.
No obstante y para que no se
vuelva a repetir esta dejadez y
abandono, os informo que voy a publicar de forma constante y continua
toooodos los jueves, sin falta, así que esta semana estaré aquí por partida
doble! Pero a partir de ahora, llueva,
truene, o me retuerza de dolor menstrual,
todos los jueves me veréis, sin excusa. Todos los jueves verán la luz
los desvaríos propios que suelen rondar mi mente.
A pesar de mi estado de encierro,
ha ocurrido algo genial, porque yo, aun estando plof, me obligo un poquito
chico a tener iniciativa, que pueden dar lugar a situaciones geniales. Así que
me llena de orgullo y satisfacción contaros que tengo trabajo! (bueno un
minitrabajo). Voy a comenzar, desde hoy mismo,
a darle clases de apoyo a un niño con ciertas dificultades en la
lectoescritura. ¡GENIAL! No genial que el niño tenga dificultades claro, sino el que pueda sentirme algo más realizada y ocupada aquí, haciendo algo que me gusta y
sé me da bien. Eso sí es fantástico. Deseadme suerte!
Todos estos sentimientos
encontrados de estos días de,” NO TENGO GANAS DE HACER NADA--NO PUEDO ESTAR SIN HACER NADA”, me han
hecho pararme a pensar en lo curioso del concepto “maravilloso” de no tener la
obligación de hacer nada. Algo tan
atractivo cuando estas inmersa en el mundo laboral, se convierte en una tortura
cuando no tienes una rutina impuesta.
¿Será que nos quejamos de forma sistemática
por aquello que no tenemos? ¿Será qué todo lo que se convierte en algo habitual,
deja de resultarnos atractivo?
Cuando trabajas, o estudias y se
acercan las vacaciones, estás deseándolo, cuentas los días, y los vas tachando
del calendario, tienes algo que esperar. No tener la obligación de poner el
despertador, de poder comer a deshoras, estar todo el día en horizontal si te
apetece, tener tiempo para leer, para ti, es una liberación. Esa misma
situación es un estado de hastío y apatía, cuando sabes que no se trata de un
periodo con fecha conocida de caducidad.
Necesitamos horarios, rutinas y
obligaciones de las que quejarnos, y deseemos descansar. Eso que siempre le he
oído decir a mi madre, de “así lo coges con más ganas” Totalmente cierto.
¿Qué atractivo tiene que nunca
suena el despertador?, deja de ser mágico entonces, ese domingo en que
abres los ojitos porque simplemente tu cuerpo ya no quiere dormir más. Y todo esto lo
dice alguien que tiene un despertar muy malo, soy gruñona, refunfuño, siempre quiero
dormir un ratito más, y necesito al menos media hora para no contestar con
gruñidos, o miradas asesinas, a quien me hable recién levantada.
No es que no tengas cosas que
hacer, siempre hay cosas que hacer, algunas tan atractivas como hacer las
tareas de la casa, que pueden ocuparte toda la jornada, para que luego nadie lo
valore, y al rato vuelva a estar todo igual. Y puedes ponerte rutinas por
cumplir. Claro que sí, puedes tener mil cosas que hacer en el día, y puede
hasta que las hagas, pero sabes que no es lo mismo… y no mola.
El constante espíritu de contradicción
de la raza humana. Deseamos aquello que no tenemos, echamos de menos lo que
antes echábamos de más, valoramos lo que tenemos cuando dejamos de tenerlo, queremos
tenerlo todo, pero no lo queremos todo el tiempo, ¿cómo conseguir el equilibrio
perfecto de satisfacción?.
Si conseguimos ese tándem
perfecto, que nos han dicho es al que debemos aspirar para pensar que lo
tenemos todo, y conseguimos ser el reflejo de un anuncio de televisión de cereales
o leche entera una mañana de sábado, teniendo trabajo, casa, pareja y niños
rubitos, y hasta un perrito, ¿qué extrañaremos entonces? ¿El tiempo para uno
mismo, la sensación de libertad, la falta de responsabilidades, la diversión y
los placeres de la soltería?, ¿Vivimos en una constante búsqueda de algo imposible de
alcanzar?¿Siempre nos faltará algo? ¿Se puede tener todo? Pero…¿Qué es realmente
tenerlo todo?,¿ no renunciamos acaso constantemente a ciertas cosas en pro de otras que valoramos
como mejores?
Lo único que sé a ciencia cierta, es que hoy puede ser un gran día en donde
todo está por descubrir, y sí, puede que lo que descubra es que la rutina aplasta,
pero que sin rutina, los pequeños momentos y placeres saben a poco, o no saben
a nada. Así que lo que haré será disfrutar de todo lo que sí que tengo…que nos es poco, es mucho. No desesperaré ante lo
que no salga bien, y pelearé por lo que sí quiero conseguir, porque tenerlo todo dependerá
siempre del momento, algunos sueños se alcanzan, otros cambian, otros se
convierten en pesadilla al tornarse realidad, pero lo que siempre será el denominador común en cualquier momento de
mi vida y motor de todo lo demás, será el amor,no sólo el amor romántico, sino el amor en todas y cada una de sus
formas.
Si amanezco con la cara llena de
granos y sintiéndome un orco, pero un abrazo y un "eres un pivón", me hacen sonreír
y sentirme Scarlet Johansson, si tengo el teléfono lleno de mensajes llenos de
cariño y amistad, justo nada más amanecer que me recuerdan que formo parte de
la vida de muchas personas a las que quiero con el alma, el resto de cosas que sí le sigo pidiendo a la vida...¿no está muy muy cerca de conertirme en alguien muy avariciosa?!:P.
Para despedirme hoy, os dejo esta canción, cuya letra bien pudiera haber escrito yo misma, pues describe mejor que yo como me siento.
Que gran verdad amiga!
ResponderEliminaryo que estoy ahora como tú, que no me hayo, que tengo demasiado de lo que antes gritaba necesitar, aunque a bastantes kilómetros más cerca jeje, demasiado cerca de echo :S
Pero bueno, miremos lo positivo de la vida, seremos unas inconformistas?
Besitos y a miles