lunes, 14 de septiembre de 2015

Saltan chispas

¡Sigo viva! No os preocupéis, simplemente y por  razones aún no del todo claras para mí, durante la última semana me he autoenclaustrado en casa (que no  es ni casa, es habitación) y no tenía ganitas de ná. DE NADA. Ni de salir, ni de quitarme el pijama, ni de escribir, ni de pensar, ni de hablar con mi familia. Estado total de apatía y hastío. 


No es que estuviese deprimida, que no, no iba llorando por las esquinas, (solo un poquito y viendo escenas ñoñas de sex and de city, eso no cuenta) ni lamentándome, simplemente habían desaparecido las ganas de  hacer cualquier cosa que no fuera estar apagada o fuera de cobertura…  no sé si sería una mezcla molotov  extraña de hormonas, dolor de ovarios, estar sin depilar, sentirme out y que  el tiempo esté nublado. No lo sé, solo sé, que me costaba vida, obra y milagros encontrar las ganas y la inspiración de ponerme frente al ordenador, o de bajar al ginmasio, o de dar un paseo, o de prepararme la comida, o de  lo que fuera,  iban pasado los días y lo máximo que he conseguido obligarme hacer, ha sido escribir a ratos en el libro y ducharme, al menos me quitaba el pijama durante ese rato … 

No salí durante toda la semana para nada, excepto para ir a comprar víveres, lo cual me mustiaba aún más, verme salir y gastar dinero SOLO por y  para comprar comida y articulos de limpieza del hogar, me daba hasta coraje. Estaba en un estado de pijamitis, amitis de casa bastante preocupante. En serio, me he preocupado.  Cuando el mayor aliciente de uno de esos días fue que me saliese bien una tortilla de patatas, casi lloro. 
Hay que comersela?

Así que me he reñido mucho, y me dicho YA .SE ACABÓ. REACCIONA!! Ya he salido de ahí, soy como Sansón, pero al revés, me he quitado los pelos de las piernas, tras una depilación a plazos con la silkepeil, pues soy incapaz de hacerlo en un sólo día que me duele mucho, y ya me he visto con algo más de ganas de poner las piernecitas al aire libre, y se me ha pasado un poco el estado de hibernación.
Aunque sospecho que lo que más ha tenido que ver  en todo esto, son esas maravillosas  hormonas que se hacen las dueñas de mi cuerpo, y anulan todo lo demás.

No obstante y para que no se vuelva a repetir esta dejadez y  abandono, os informo que voy a publicar de forma constante y continua toooodos los jueves, sin falta, así que esta semana estaré aquí por partida doble! Pero a  partir de ahora, llueva, truene, o me retuerza de dolor menstrual,  todos los jueves me veréis, sin excusa. Todos los jueves verán la luz los desvaríos propios que suelen rondar mi mente.


A pesar de mi estado de encierro, ha ocurrido algo genial, porque yo, aun estando plof, me obligo un poquito chico a tener iniciativa, que pueden dar lugar a situaciones geniales. Así que me llena de orgullo y satisfacción contaros que tengo trabajo! (bueno un minitrabajo). Voy a comenzar, desde hoy mismo,  a darle clases de apoyo a un niño con ciertas dificultades en la lectoescritura. ¡GENIAL! No genial que  el niño tenga dificultades claro, sino el que pueda sentirme algo más realizada y ocupada aquí, haciendo algo que me gusta y sé me da bien. Eso sí es fantástico. Deseadme suerte!


Todos estos sentimientos encontrados de estos días de,” NO TENGO GANAS DE HACER  NADA--NO PUEDO ESTAR SIN HACER NADA”, me han hecho pararme a pensar en lo curioso del concepto “maravilloso” de no tener la obligación de  hacer nada. Algo tan atractivo cuando estas inmersa en el mundo laboral, se convierte en una tortura cuando no tienes una rutina impuesta.

¿Será que nos quejamos de forma sistemática por aquello que no tenemos? ¿Será qué todo lo que se convierte en algo habitual, deja de resultarnos atractivo?



Cuando trabajas, o estudias y se acercan las vacaciones, estás deseándolo, cuentas los días, y los vas tachando del calendario, tienes algo que esperar.  No tener la obligación de poner el despertador, de poder comer a deshoras, estar todo el día en horizontal si te apetece, tener tiempo para leer, para ti, es una liberación. Esa misma situación es un estado de hastío y apatía, cuando sabes que no se trata de un periodo con fecha conocida de caducidad.
Necesitamos horarios, rutinas y obligaciones de las que quejarnos, y deseemos descansar. Eso que siempre le he oído decir a mi madre, de “así lo coges con más ganas” Totalmente cierto.

¿Qué atractivo tiene que nunca suena el despertador?, deja de ser  mágico entonces, ese domingo en que abres los ojitos porque simplemente tu cuerpo ya no quiere dormir más. Y todo esto  lo dice alguien que tiene un despertar muy malo, soy gruñona, refunfuño, siempre quiero dormir un ratito más, y necesito al menos media hora para no contestar con gruñidos, o miradas asesinas, a quien me hable recién levantada.

No es que no tengas cosas que hacer, siempre hay cosas que hacer, algunas tan atractivas como hacer las tareas de la casa, que pueden ocuparte toda la jornada, para que luego nadie lo valore, y al rato vuelva a estar todo igual. Y puedes ponerte rutinas por cumplir. Claro que sí, puedes tener mil cosas que hacer en el día, y puede hasta que las hagas, pero sabes que no es lo mismo… y no mola.

El constante espíritu de contradicción de la raza humana. Deseamos aquello que no tenemos, echamos de menos lo que antes echábamos de más, valoramos lo que tenemos cuando dejamos de tenerlo, queremos tenerlo todo, pero no lo queremos todo el tiempo, ¿cómo conseguir el equilibrio perfecto de satisfacción?.



Si conseguimos ese tándem perfecto, que nos han dicho es al que debemos aspirar para pensar que lo tenemos todo, y conseguimos ser el reflejo de un anuncio de televisión de cereales o leche entera una mañana de sábado, teniendo trabajo, casa, pareja y niños rubitos, y hasta un perrito, ¿qué extrañaremos entonces? ¿El tiempo para uno mismo, la sensación de libertad, la falta de responsabilidades, la diversión y los placeres de la soltería?, ¿Vivimos en  una constante búsqueda de algo imposible de alcanzar?¿Siempre nos faltará algo? ¿Se puede tener todo? Pero…¿Qué es realmente tenerlo todo?,¿ no renunciamos acaso constantemente  a ciertas cosas en pro de otras que valoramos como mejores?

Lo único que sé a ciencia cierta, es que hoy puede ser un gran día  en donde todo está por descubrir, y sí, puede que lo que descubra es que la rutina aplasta, pero que sin rutina, los pequeños momentos y placeres saben a poco, o no saben a nada. Así que lo que haré será disfrutar de todo lo que sí que tengo…que  nos es poco, es mucho. No desesperaré ante lo que no salga bien, y pelearé por lo que sí  quiero conseguir, porque tenerlo todo dependerá siempre del momento, algunos sueños se alcanzan, otros cambian, otros se convierten en pesadilla al tornarse realidad, pero lo que siempre será  el denominador común en cualquier momento de mi vida y motor de todo lo demás, será el amor,no sólo el amor romántico, sino el amor  en todas y cada una de sus formas.



Si amanezco con la cara llena de granos y sintiéndome un orco, pero un abrazo y un "eres un pivón", me hacen sonreír y sentirme Scarlet Johansson, si tengo el teléfono lleno de mensajes llenos de cariño y amistad, justo nada más amanecer que me recuerdan que formo parte de la vida de muchas personas a las que quiero con el alma, el resto de cosas que sí le sigo  pidiendo a la vida...¿no está muy muy cerca de conertirme en alguien muy avariciosa?!:P.

Para despedirme hoy, os dejo esta canción, cuya letra bien pudiera haber escrito yo misma, pues describe mejor que yo como me siento.

1 comentario:

  1. Que gran verdad amiga!
    yo que estoy ahora como tú, que no me hayo, que tengo demasiado de lo que antes gritaba necesitar, aunque a bastantes kilómetros más cerca jeje, demasiado cerca de echo :S
    Pero bueno, miremos lo positivo de la vida, seremos unas inconformistas?
    Besitos y a miles

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